Tras el anuncio hecho por la estatal rusa Gazprom de suspender el suministro de gas, a través del gasoducto Nord Stream por tiempo indefinido; el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, aseguró que la Unión Europea (UE) «está preparada» para la interrupción del servicio energético.
Gentiloni aseveró que, pese a tener el control de la situación, se espera que Rusia respete los contratos vigentes. «La UE está lista para reaccionar», afirmó el funcionario europeo en torno a un posible desabastecimiento de gas.
Gazprom anunció previamente la interrupción del servicio por un lapso de tres días para la realización de trabajos de mantenimiento; sin embargo, este viernes informó la suspensión completa e indefinida del tránsito de gas a través de este gasoducto, a propósito de una fuga de aceite detectada durante los trabajos de rehabilitación.
«Hasta que no se elimine el fallo en el funcionamiento de los equipos, el tránsito de gas por el gasoducto Nord Stream queda completamente suspendido», informó Gazprom en su cuenta de Telegram.
Sanciones causantes de la crisis
El desconocimiento de la fecha para la restitución del servicio responde a que la eliminación completa de las fugas de aceite en estos aparatos «solo es posible» en un taller especializado, al cual Siemens no tiene acceso como consecuencias de las sanciones occidentales.
«Siemens en estos momentos prácticamente no tiene capacidad de proporcionar revisiones regulares a nuestras turbinas. Siemens simplemente no tiene dónde llevar a cabo estos trabajos», enfatizó Alexéi Miller, presidente de Gazprom.
En torno al tema energético, el actual jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, aseveró esta semana que no habrá suministro de gas natural ruso para Europa, si deciden imponer un tope de precios, en medio de la crisis en el sector generada por las sanciones a Moscú.
«Será igual que con el petróleo. Simplemente no habrá gas ruso en Europa», escribió Medvédev en su cuenta de Telegram, luego que la UE y los países del Grupo de los Siete (G7), conformado por el Reino Unido, EE.UU., Alemania, Italia, Canadá y Japón, manifestaran la intención de controlar los precios del combustible.
