El presidente de Türkiye, Recep Tayyip Erdogan, anunció este martes que con 35.418 muertos y 105.505 personas heridas, los terremotos de la semana pasada son el peor desastre de su tipo desde la fundación del país hace 100 años.
Esta cifra de víctimas mortales en Türkiye supera las 33.000 registradas en el gran terremoto de Erzincan en 1939.
Agencias humanitarias y gobiernos redoblan sus esfuerzos por enviar ayuda a las zonas de Siria y Türkiye afectadas por terremotos, mientras los rescatistas siguen sacando sobrevivientes de entre los escombros de los edificios desplomados más de 200 horas después de devastación telúrica.
Las autoridades turcas son conscientes que la cifra de fallecidos seguirá subiendo conforme avanza la búsqueda de víctimas de los sismos de magnitud 7,8 y 7,5, que golpearon el sureste del país y el norte de Siria, con nueve horas de diferencia. También son realistas en que se acaba el tiempo para encontrar sobrevivientes.
En la provincia de Adiyaman, los rescatistas rescataron a Muhammed Cafer Cetin, de 18 años, relató AP. Los médicos le colocaron una vía intravenosa con fluido antes de intentar la peligrosa extracción de un edificio que seguía desmoronándose mientras trabajaban los socorristas. Varios médicos le rodearon para colocar un collarín antes de sacarle en una camilla con una mascarilla de oxígeno, según la televisión turca.
Otras dos personas fueron rescatadas el martes de un edificio destruido en el centro de Kahramanmaras. Docenas de rescatistas y soldados turcos en el lugar aplaudieron y se abrazaron cuando se sacó a las dos víctimas con vida. Uno de los sobrevivientes fue identificado como Muhammed Enes, de 17 años.
El sismo afectó a 10 provincias turcas donde residen unos 13,5 millones de habitantes. El 7 de enero, un día después del evento sísmico, el presidente Erdogan declaró como zona de desastre las 10 provincias del país impactadas por el terremoto e impuso el estado de emergencia durante tres meses.
Gran parte del sistema de aguas de la zona devastada no funciona y los daños en la red hídrica planteaban riesgos de contaminación. El ministro turco de Salud dijo que las muestras tomadas en decenas de puntos de la red indicaban que el agua no era potable.
Más de 41.500 edificios quedaron destruidos o tan dañados que tendrían que ser demolidos, indicó el ministro de Medio Ambiente y Urbanización.
En Türkiye atribuyen la escala del desastre a la mala construcción y las autoridades buscan a contratistas supuestamente relacionados con edificios que se derrumbaron. El gobierno ha introducido normas de edificación que cumplen los estándares de ingeniería antisísmica, pero los expertos dijeron que esos protocolos no suelen cumplirse.
