T. Bunke para Fuser News
La amenaza de usar el sistema SWIFT como arma financiera contra Rusia es de vieja data. En 2015, un año después del comienzo de hostilidades entre Rusia y Ucrania, Garegin Tesuynan, presidente de la Asociación Bancaria de Rusia, advirtió que la expulsión de los bancos rusos del sistema de pagos internacionales sería un «harakiri» para la economía de los Estados Unidos.
De hecho, en octubre de 2014 la plataforma financiera anunció que no tenía intenciones de desconectar a Rusia del sistema por los riesgos que eso supondría para el comercio global y la reputación ante sus clientes. Dijeron además que «rechazan la presión y la especulación mediática» y que «no tienen intenciones de responder a presiones individuales para desconectar a Rusia de su red».
Estados Unidos
Sin embargo, los Estados Unidos tienen una gran influencia sobre las decisiones del sistema SWIFT, tanto por el tamaño de su economía y sistema financiero propio como por ser el emisor de la moneda estrella del sistema: el dólar.
Aún cuando la plataforma SWIFT presume de la confidencialidad de sus operaciones, la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos tiene acceso pleno a los datos de todas las transacciones que se realicen y, por si fuera poco, tiene potestad unilateral de bloquear operaciones que considere sospechosas.
¿Qué es el SWIFT?
El SWIFT (siglas de Society for World Interbank Financial Telecommunication) es el sistema internacional interbancario que se usa para realizar transacciones entre bancos.
En términos más sencillos puede definirse como una plataforma de mensajería interbancaria.
Con 11.000 instituciones en su cartera de clientes y cerca de 42 millones de mensajes diarios, ostenta un liderazgo financiero que parece más un monopolio y al cual, considerando las amenazas desde 2014, las economías capaces de cambiar las reglas del juego le han buscado alternativas, tal como lo describe el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
Países amenazados
Podríamos afirmar que cualquier país que no se pliegue a los intereses de Estados Unidos es susceptible de ser expulsado del sistema. De allí cobra sentido el hecho de denominarlo monopolio, en tanto que es una institución privada, y arma coercitiva contra economías que luchan por mantenerse en pie, al margen de las medidas unilaterales que suele tomar el gobierno de los Estados Unidos.
Irán
Aunque estuvieron fuera del sistema entre 2012 y 2016, los bancos iraníes pudieron volver a usar la plataforma para realizar operaciones. Sin embargo, en noviembre de 2018 el entonces presidente de los Estados Unidos Donald Trump aprobó un nuevo paquete de sanciones contra Irán en el cual se incluía la expulsión del sistema interbancario global.
Esta medida la anunció Mike Pompeo en el marco de la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado en 2015.
Venezuela
Durante 2019, el Banco Central de Venezuela estableció comunicaciones con el Banco de Rusia para evaluar alternativas al sistema de pagos interbancarios. Con las mas de 500 medidas coercitivas de Estados Unidos contra Venezuela, el Estado venezolano vio el riesgo que supondría para su economía la expulsión del sistema.
Meses después la empresa MasterCard anunciaría la expulsión de dos bancos públicos venezolanos de su plataforma. Los bancos expulsados fueron el agrícola y el de la FANB. Instituciones financieras sensibles por atender a los productores agrícolas y a todos los militares venezolanos.
Alternativa Rusa
En 2014 el Banco de Rusia anunció la creación del SPFs, sistema para la transferencia de mensajes financieros, como alternativa a las amenazas de desconexión del SWIFT por parte de Estados Unidos.
Para 2016 el sistema ya contaba con la conexión de toda la banca rusa, logrando la independencia interna al sistema global, pero el complejo huso horario de Rusia, sumado a los costos del sistema se cuentan entre las dificultades que aún enfrenta, pero que ante la desconexión de 2022 deberán superarse.
Alternativa China
A partir de 2015, China crea el CIPS, sistema de pago interbancario transfronterizo. Una de las motivaciones es que el SWIFT no acepta caracteres chinos en sus operaciones, pero más allá de la barrera lingüística, la decisión china se enmarca en la necesidad de fortalecer el comercio, la inversión, la financiación y la transferencia de fondos en yuanes.
Para la fecha el CIPS realiza operaciones en 85 países de los 6 continentes con 28 bancos chinos conectados. No obstante, un memorándum de entendimiento firmado con SWIFT en 2017 mantiene al sistema con cierto nivel de dependencia a pesar de su rápida expansión.
Ante el escenario actual y las referencias del pasado, es probable que China busque fortalecer aún más sus sistema para tener alcance global sin intermediarios.
Alternativa europea
El IBAN europeo, más que un sistema de mensajería es un número bancario internacional, de allí sus siglas en inglés, que reúne a 34 países (los 28 de la Unión Europea más Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, San Marino y Suiza) y cuyo fin es la identificación de transferencias entre bancos de la zona única de pagos en euros.
Este número no pasa por los controles estadounidenses y es un código válido en operaciones internacionales, hecho que lo iguala al SWIFT. Aunque logra la independencia europea, todas las transacciones que se realicen a otros países fuera del continente dependen aún del SWIFT.
El doble filo de SWIFT
Como sistema centralizado el SWIFT tiene brechas de seguridad que ya han violado los piratas informáticos. El volumen de transacciones suele producir retrasos en la información y el costo operativo es bastante elevado.
Todo sistema es susceptible de fallar, pero el otro filo del SWIFT no es ese.
Al romper los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio, la influencia excesiva de los Estados Unidos sobre SWIFT, su control y uso como herramienta coercitiva contra otras naciones promueve la aparición de sistemas marginales.
Esto corroe la hegemonía estadounidense en el sistema financiero mundial y obliga a economías igual de grandes, productivas y poderosas a interconectarse cada una con sus alternativas para poder cumplir compromisos de deuda, que al cierre de esta nota no está claro cómo lo hará Rusia sin SWIFT, pero también para continuar el comercio e intermediación entre naciones con la libertad que los mismos Estados Unidos dicen proteger.