Los actos protocolares para despedir al arzobispo emérito anglicano, Desmond Tutu, se realizaron este sábado 1 de enero en Sudáfrica, tal como anunció en días pasados el presidente del país, Cyril Ramaphosa.
El arzobispo y premio Nobel de la Paz falleció a la edad de 90 años el pasado domingo 26 de diciembre y fue recordado este sábado en el Funeral de Estado por su ardua labor para erradicar la opresión racial en Sudáfrica.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, quien pronunció el elogio principal durante el servicio en la catedral de St. George calificó a Tutu como «nuestra conciencia nacional».
«Cuando estábamos en la oscuridad, trajo la luz», señaló el arzobispo de Canterbury Justin Welby, jefe de la iglesia anglicana mundial, en un mensaje de video mostrado en una misa de réquiem celebrada para Tutu en Ciudad del Cabo.
La ceremonia fue realizada de acuerdo con la última voluntad de Tutu de no gastar dinero innecesariamente, al incluir un ataúd simple de madera, en un acto sin discursos, solo con una intervención del presidente del país.
Motivado a los protocolos de bioseguridad para evitar la propagación del Covid-19 en Sudáfrica, el funeral se limitó a 100 personas, refiere Telesur.
«Si el arzobispo Desmond Tutu hubiera estado aquí, habría dicho «oye, oye, por qué estás tan, tan triste», querría hacer sonreír, que todos rieran. Ese era el tipo de persona que era», destacó el presidente Cyril Ramaphosa.
«Cuando hablamos de un icono global como alguien de gran talla moral, de cualidades excepcionales y de servicio a la Humanidad, no cabe duda de que se refiere al hombre al que estamos despidiendo hoy», declaró el mandatario.
«Tutu fue sin lugar a dudas un cruzado en la lucha por la libertad, la justicia, la igualdad y la paz, no solo en Sudáfrica, sino también en todo el mundo, y un ser humano humilde y valiente que habló por los oprimidos, los oprimidos y el sufrimiento del mundo», manifestó.
«Cuán apropiado resulta que sus padres lo llamaran Mpilo al nacer, pues su nombre significa ‘vida’; una que enriqueció las de todos aquellos que conoció. Nunca dejó de luchar, nunca dejó de hablar y nunca dejó de preocuparse. Fue un padre espiritual de nuestra nueva nación», afirmó.
La viuda de Tutu, Nomalizo Leah, conocida como «Mama Leah», estaba sentada en una silla de ruedas en la primera fila de la congregación, envuelta en una bufanda púrpura, del color de la túnica clerical de su esposo.
