Este jueves, se registraron violentos enfrentamientos en la ciudad de Atenas, capital de Grecia, cuando manifestantes, que solicitan aclarar las causas del accidente ferroviario en el que murieron de 57 personas, chocaron con las fuerzas policiales.
Bajo la acusación de responsabilidad gubernamental en el trágico hecho, los protestantes acudieron a las cercanías del parlamento griego donde intentaron ser dispersados con gases lacrimógenos y granadas de percusión por los efectivos policiales apostados en la zona.
Además de esta protestas, en la actualidad este país se encuentra en gran parte paralizado por una huelga general, en particular en el sector del transporte.
Como resultado de las protestas, los vuelos hacia y desde Grecia quedaron en tierra, los barcos que conectan el continente con las islas permanecen atracados en los puertos por 24 horas y los servicios públicos y las escuelas cerraron.
«Error humano»
En su defensa las autoridades afirman que el accidente fue producto de “un error humano”, ya que cuestionan las circunstancias que llevaron al tren de pasajeros con 350 personas a bordo a circular durante varios kilómetros por la misma línea ferroviaria del tren que transportaba contenedores y que venía en dirección opuesta.
Por este caso, cuatro trabajadores ferroviarios fueron detenidos y acusados de interrumpir el transporte público, ocasionando muertes.
Por su parte, los manifestantes rechazan la versión oficial y aseguran que la responsabilidad es del Gobierno debido a que sostienen que sucesivas administraciones han ignorado repetidas demandas para mejorar los estándares de seguridad.
«No fue un error humano, fue un crimen» y “nuestros muertos, sus ganancias”, señalaron algunas pancartas sostenidas por los manifestantes frente al Parlamento en Atenas.
Los ciudadanos destacan que durante la última década, las autoridades han retrasado un plan para instalar sistemas de seguridad en la red ferroviaria de 2.500 km del país.