Seleccionar página

Ser nada

Fuser News

23/02/2022
Soldados Ucranianos
El holocausto termonuclear tiene la gran ventaja de acelerar la destrucción de la vida en el planeta que estamos ejecutando desde que aparecimos en él.

Fusernews

Roberto Hernández Montoya para Fuser News

La muerte es solo un momentito de dolor.

Soldados de Sandino

Ojalá este artículo pueda publicarse antes del apocalipsis nuclear que a estas horas está planeando sobre el mundo cual Espada de Damocles.

En Ucrania la humanidad está jugando a los dados con la nada. Curiosa vocación humana por un no/ser radicalmente impensable pero en que no podemos dejar de reflexionar porque rodea y envuelve los bordes la existencia humana. La nada es concepto masculino porque no me figuro cómo concebirla si tu vientre puede engendrar radicales antagonistas de la nada.

Imagino al primer homo et feminasapiens en el mundo por golpe y porrazo de la selección natural, armados con los atributos mínimos que nos hicieron gente: andar erguido, vida simbólica y social, lenguaje, sus manos con pulgar oponible y su cráneo de 1100 cm3 con 80 000 000 000 de neuronas. Con un fondo desvaído de instintos primates residuales. Homo et fémina sapientes estaban en un mundo que hoy entendemos menos que aquellas primeras inteligencias que se hacían, mirando al cielo, las mismas preguntas que nos hacemos hoy. No entendían nada. Hoy tampoco entendemos, pero vislumbramos cantidades astronómicas de disparates cósmicos comprobados pero increíbles.

O sea, hoy no entendemos mayor cantidad de nada.

En 1943 Jean-Paul Sartre publicó su obra capital: El ser y la nada. Nadie me enseñó a resumir 700 páginas en menos de un párrafo pero con ese título el genial Sartre me facilita la tarea. El libro trata de la oposición primordial ser/nada, anticipándose dos años a la Gran Nada: la posible guerra nuclear que nos amenaza desde Hiroshima, con su radical y contumaz voluntad de autoaniquilación.

Una cosa es la muerte de una persona y otra la de todo el mundo de un solo lagañazo. Consuela saber que uno no se va del mundo solo. Se acabó aquello de «¡qué solos se quedan los muertos!». El holocausto termonuclear tiene la gran ventaja de acelerar la destrucción de la vida en el planeta que estamos ejecutando desde que aparecimos en él.

Ser Dios

No sé quién dijo, y lo dijo egregiamente: Si matas a una persona eres homicida; si matas a millones eres Hitler; pero si matas a todo el mundo eres Dios.

Me cuentan desde Moldavia, frontera con Ucrania, que hay pánico en las calles, porque su experiencia histórica les recuerda que cualquier riña de taberna —como el Putsch de la cervecería de Hitler— puede escalar velozmente hasta una guerra total e incontrolable, es decir, la aniquilación hipersónica de la humanidad. Un momentito de dolor —esos soldados eran tan poetas como su compatriota nicaragüense y divino Rubén Darío. Espero que me caiga encima una de esas bombas para no agonizar bajo el invierno nuclear.

Quiero una muerte límpida. Estaré eternamente agradecido.

Me cuenta Freddy Bernal que en la Batalla de los Puentes, donde se graduó de héroe, en estos días se cumplen tres años, hubo un aleteo de mariposa en que se impidió la catástrofe. De aquel lado la gavilla forajida que llamaron Grupo de Lima hasta que se extinguió y en esta esquina extenuación, días sin dormir ni comer, solo con latas de piedras hipersónicas, pero también un torrente de adrenalina patriótica que cuando todo se veía perdido le barajustó a la pandilla multinacional y como la maldad es cobarde la invasión de maleantes se detuvo en seco, con soldados gringos y todo, listos para invadirnos y llenarnos del horror libio, afgano, iraquí, palestino. Estuvieron a un tris de pasar con su guerra civil y hoy tal vez el apocalipsis contaría a Venezuela del lado de la OTAN.

El poder de Venezuela es en ese infierno más simbólico que militar pero tenemos amplia experiencia derrotando imperios en decadencia.

@rhm1947

 

Comparte este artículo

Síguenos en Google News

Sigue a Fuser en Google News

Quiero recibir las noticias