La investigación del periodista Seymour Hersh que revela que Estados Unidos (EE.UU.) saboteó con explosivos, en septiembre de 2022, los gasoductos Nord Stream 1 y 2, confirmó lo que Rusia ya sabía, por lo que «no causó sensación en Moscú», según palabras del viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov.
«La portavoz de Exteriores (rusa, María Zajárova) dejó constancia ayer (8 de febrero) de que nunca tuvimos ninguna duda de que EE.UU., y posiblemente otros países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), estaban implicados en este escandaloso sabotaje», enfatizó Riabkov.
Según el vicecanciller eslavo, «la voluntad evidente y muy visible de los occidentales, durante todo el tiempo posterior a los atentados, de encubrir la investigación, frenarla» y no permitir que Rusia participe, «fue también una clara señal de que el asunto estaba sucio».
El alto funcionario de la Cancillería rusa cree «que habrá consecuencias, simplemente no pueden evitar aparecer, a pesar de todas las numerosas negativas que siguieron inmediatamente por parte de funcionarios de Washington».
La investigación del reconocido periodista Seymour Hersh, ganador del Pulitzer en 1970, develó que el gobierno de la potencia norteamericana planeó en secreto, en complicidad con el Reino de Noruega, el bombardeo a los gasoductos Nord Stream mucho antes del inicio de la operación especial rusa en Ucrania hace un año.
La administración de Joe Biden hizo todo lo posible para evitar que la información se filtrara, por ello mantuvo reuniones secretas con su equipo de seguridad nacional durante nueve meses, desde mediados de 2021 hasta inicios de 2022, detalla Hersh en su publicación.
Revela además que la operación terrorista contó con la ayuda de Noruega, base de la misión. Hersh recuerda que el ejército de EE.UU. amplió enormemente su presencia en ese país. De hecho, los noruegos recomendaron el punto preciso de colocación de los explosivos.
El pasado 26 de septiembre, la empresa Nord Stream 2 AG, operadora del gasoducto homónimo ruso que conecta con Alemania bajo el mar Báltico, informó de una fuga de gas provocada por causas desconocidas en una de las dos tuberías de la infraestructura cerca de la isla danesa de Bornholm. Más tarde trascendió que las dos líneas del gasoducto paralelo Nord Stream 1 también habían sido dañadas.
