Si se mantiene la actual sequía que afecta a todo el extremo sur de América, Montevideo, la capital de Uruguay, donde residen 1,3 millones de habitantes, agotaría sus reservas de agua en 30 días, alertó Raúl Montero, presidente de la empresa Obras Sanitarias del Estado (OSE).
La escasez del líquido obligó a la OSE a implementar restricciones en el uso de agua potable para los habitantes de las zonas más pobladas del país.
«Esta Administración resuelve la prohibición del uso del agua potable para fines no prioritarios, como son: riego, lavado de veredas y patios exteriores, lavado de vehículos por parte de particulares y llenado de piscinas», comunicó la OSE.
La medida comenzó a regir el 11 de febrero y se mantendrá mientras la sequía siga afectando especialmente la parte sur del país, donde se encuentra Montevideo.
OSE había exhortado anteriormente a la población a «consumir responsablemente el agua potable», pero la falta de lluvias empeoró la situación, «provocando un continuo descenso de los embalses y cursos que se utilizan como fuente de abastecimiento».
Las restricciones rigen para Montevideo y otros cinco departamentos de la región sur del Uruguay. La compañía dispuso funcionarios para fiscalizar el incumplimiento de las medidas y activó una línea telefónica para denunciar a quienes violen la disposición oficial.
El 9 de febrero, el presidente de OSE, Raúl Montero, dijo que la Costa de Oro, una zona costera del departamento de Canelones, solo tenía reservas de agua «para 15 días».
Aclaró que la situación mejorará cuando vuelva a llover en grandes cantidades, lo que no sucede en el sur del país en las últimas semanas.
Según estimaciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MGAP), la fuerte sequía que experimenta Uruguay, como consecuencia de las distorsiones meteorológicas generadas por el cambio climático, podría impactar este año en su economía con un descenso en el Producto Interno Bruto (PIB) sectorial del 1,7 por ciento.
De acuerdo a este despacho ministerial, el sector agropecuario enfrenta pérdidas millonarias por la falta de precipitaciones y la escasez de agua para los cultivos y la ganadería, lo que pudiera incidir en una merma de ingresos de alrededor de 1.175 millones de dólares.