Más de 200 trabajadores fueron rescatados de un hospedaje en el estado de Río Grande del Sur, en Brasil, en medio de una ola de denuncias por trabajo análogo a la esclavitud, en áreas vinculadas a las empresas de jugo de uva y vinos.
Las víctimas estaban sometidas a viviendas insalubres, morosidad, horarios agotadores, violencia física y encarcelamiento ilegal por parte de las bodegas Aurora, Cooperativa Garibaldi y Salton.
La diputada de Río Grande del Sur, Laura Sito, declaró que la idea ahora es que se puedan sistematizar las denuncias y hacer una revisión legislativa, pues en Brasil “es difícil que alguien responda de forma penal por eso”.
El ministro de Desarrollo Agrario de Brasil, Paulo Teixeira, indicó que “el trabajo esclavo empezó a ser descubierto en el país en enero con el regreso del presidente Luiz Inacio Lula da Silva y con la vuelta de los organismos de fiscalización, las comisarias regionales del trabajo y las policías de Río Grande del Sur”.
En todo Brasil se han liberado a más de 630 personas entre los meses de febrero y marzo.
Las cooperativas del Movimiento Sin Tierra (MST), ante la noticia, busca empoderar a los pequeños productores agrícolas, cuyas prácticas cuentan con el reconocimiento del Ministerio de Desarrollo Agrario, que prometió recursos y asentamiento de las miles de familias del MST acampadas.
Los miembros de este grupo apuestan por la biodiversidad, el respeto por las manos campesinas y la agroecología y representan una alternativa que puede contribuir a la producción de bebidas y jugos en la región.
El jefe de la División de control para la erradicación del trabajo esclavo del Ministerio de Trabajo, Mauricio Krepsky, señaló que la mayoría de los trabajadores víctimas de la esclavitud moderna son de raza negra, y que esto está relacionado con el “racismo estructural”.
“Los empresarios no lo hacen solamente para aumentar sus ganancias, piensan realmente que esas personas pueden ser tratadas como trabajadores de segunda clase debido a su color de piel”, fustigó.
Según datos oficiales de la Inspección del Trabajo, el número de personas rescatadas en esta situación se duplicó en dos años, pasando de 936 en 2020 a 2.075 en 2022.
Brasil fue el último país de América en abolir la esclavitud, en 1888, y en pleno siglo XXI este flagelo sigue estando presente en su territorio.
