La historia humana, y sobre todo la inhumana, está desbordada de pueblos martirizados. De vez en vez se configuran unas trampas kafkianas que llevan a la inmolación de naciones enteras. Gran parte del aturdimiento de los judíos en los campos nazis fue su perplejidad, no poder creer que de verdad estaba pasando la enormidad que les estaban infligiendo aquellos energúmenos. Son esas singularidades las que mi cabeza no logra entender, como el Big Bang o los agujeros negros que contienen cientos de miles de millones de masas del Sol. Hay otras que sí comprendo, con dificultad, pero creo entenderlas: el centelleante Big Bang imperial de Alejandro Magno, la inesperada e improbable irrupción de Homo sapiens, la trituración imperial y posterior independencia patriótica de Nuestra América. Son acontecimientos desmesurados pero al menos yo más o menos creo entenderlos.
Otras demasías: Numancia, Palestina, el exterminio de pueblos originarios de Abya Yala, o sea, Nuestra América, Vietnam, la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, el África esclava, el pueblo judío en diversas épocas, Venezuela durante la Guerra de Independencia, la Federal y ahora.
Hay grabada una conversación escalofriante entre Richard Nixon y Henry Kissinger en la que Nixon le pregunta a Kissinger si le importa la muerte de 200 000 personas.
Tal cual, sin anestesia (está en la serie 1971, el año que cambió todo, al final del primer capítulo). Le faltó tiempo, diría Álvaro Uribe.
Por eso me pregunto si no será que nos escabechamos a los neandertales. Porque no se sabe por qué se extinguieron tan rápido y dada su adicción a los exterminios Homo sapiens es el primer sospechoso. Los neandertales eran inteligentes, hablaban, tenían vida simbólica, enterraban a sus muertos, eran fuertes y rechonchos, tenían un cerebro más grande que el nuestro. ¿Qué les pasó? Somos sospechosos porque da la casualidad de que se extinguieron apenas se toparon con Homo sapiens hace unos 40,000 años. También se sabe que hicimos cositas con ellos porque tenemos hasta un 4% de genes neandertales en nuestro genoma.
A Venezuela la quieren sumir en las plagas de Egipto. ¿Qué vamos a hacer? No sería mala idea seguir el mandato simple y claro que nos impartió el Libertador en Pativilca, cuando todo parecía perdido: «¡Triunfar!». Ya lo estamos haciendo.
