La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, admitió con orgullo que es «una gran sionista y una gran partidaria de Israel».
La confesión de la dirigente británica tuvo lugar durante una reunión de «Amigos Conservadores de Israel», que se celebró en la ciudad inglesa de Birmingham.
La Primera Ministra aprovechó la ocasión para mencionar su intención de profundizar cada vez más las relaciones entre Londres y Tel Aviv, al tiempo que aseguró que el Reino Unido no permitiría que Irán y sus aliados tengan acceso a las armas nucleares.
«En este mundo, donde enfrentamos las amenazas de regímenes autoritarios que no creen en la libertad y la democracia, dos democracias libres, el Reino Unido e Israel, deben estar hombro con hombro y estaremos aún más cerca en el futuro», aseveró.
El comentario de Truss con respecto a las armas nucleares despertó críticas por parte de expertos internacionalista, pues Irán ha dejado claro que no aspira a desarrollar armas nucleares y ha mostrado respeto a sus compromisos con respecto a esa materia.
Mudanza de embajada
Este es el segundo acercamiento entre el Reino Unido e Israel, pues durante el 77° periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada en Nueva York, Estados Unidos, la premier inglesa afirmó a su homólogo israelí, Yair Lapid, su intención de trasladar la embajada británica de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén).
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Palestina condenó el anuncio, pues considera que esta medida representa un gesto cómplice a la anexión ilegal de la ciudad por parte de Israel.
La alta funcionaria goza de baja aceptación en su país. En un sondeo reciente realizado por YouGov, luego de una extensa rueda de prensa de Truss para explicar sus medidas, encontró que solo el 18% dijo que Truss estaba haciendo un buen trabajo, mientras que más de la mitad consideró que ella y el Canciller de Hacienda, Kwasi Kwarteng, deberían irse.