T. Bunke para Fuser News
Una de las funciones de los acuerdos, convenios y tratados internacionales con materia o alcance jurídico y penal es la regularización de jurisdicciones. De hecho, hay una Corte Penal Internacional, misiones diplomáticas y enviados especiales en el mundo intentando llegar a acuerdos, pero el tiempo en prisión no pasa a la misma velocidad que el tiempo en política y muchas naciones están tomando medidas de “emergencia” para atender la situación de sus ciudadanos detenidos en el extranjero.
Cuando Alexander de Croo, primer ministro de Bélgica, anunció la preparación de un tratado de intercambio de presos con Irán, la Unión Europea y sus oenegés satélite reprocharon la medida. Ya en instancias parlamentarias para su aprobación y entrada en vigencia, Bélgica sigue adelante con la legislación en el marco de su soberanía. Sabe, además, que tiene en sus calabozos a Assadollah Assadi, un diplomático iraní de larga trayectoria en Europa, cumpliendo una condena de 20 años por terrorismo a quien están dispuestos a entregar a cambio de un trabajador humanitario, un académico sueco, un espía francés y un científico polaco.
El gobierno de los Estados Unidos hizo lo mismo con una nueva orden ejecutiva firmada por Joe Biden que extiende el alcance de la Levinson Act. Esta busca optimizar las vías de liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en el extranjero y brindar atención a sus familiares.
La diferencia es que los belgas llaman las cosas por su nombre, para los Estados Unidos en cambio un mercenario detenido, confeso y condenado en territorio extranjero es un rehén.
¿Qué es una detención ilegal?
Alex Saab, diplomático venezolano detenido en Cabo Verde y extraído hasta una cárcel de Miami, espera la decisión de un juez acerca de su inmunidad diplomática. Esto es, por definición, una detención ilegal. La inmunidad diplomática está contemplada en la Convención de Viena, no en las leyes estadounidenses.
Brittney Griner, estrella del baloncesto estadounidense, espera juicio en Rusia por posesión de sustancias ilegales. En la primera audiencia se declaró culpable afirmando que “no tenía intención de violar ninguna ley rusa” cuando se halló Cannabis en su equipaje. Para el gobierno de los Estados Unidos ella es una rehén de Putin. Los mercenarios estadounidenses detenidos en Venezuela también son rehenes para los Estados Unidos aun cuando fueron condenados con evidencia contundente.
Esta nueva orden ejecutiva tiene un preámbulo punitivo, asoma las vías diplomáticas y la flexibilización de políticas, pero amenaza con sanciones y “otros medios” a través de las agencias del gobierno que podrían ser la CIA y el FBI y toda su fuerza armada.
El canje como práctica habitual
En junio de 2022 Irán anunció la detención de un diplomático británico acusado de espionaje, Gran Bretaña negó la detención. Pero la relación de canje entre estas dos naciones tiene un precedente significativo en el caso de Nazanin Zaghari.Ratcliffe, ciudadana británica-iraní detenida en el aeropuerto Imam Khomeini de Teherán acusada de espionaje.
Seis años, comunicaciones entre ambos gobiernos, batallas legales y un fuerte activismo llevado adelante por su esposo no rindieron tanto efecto como el reconocimiento de una deuda de 400 millones de libras que Gran Bretaña tenía con Irán desde 1971. Saldada la deuda, Nazanin volvió a casa a bordo de un avión militar británico.
La lucha contra las drogas es el mantra que repiten las autoridades estadounidenses para cometer desmanes en América Latina, pero cuando canjearon al ex Marine Trevor Reed detenido en Rusia, por el piloto ruso Konstantin Yaroshenko, condenado a 20 años en los Estados Unidos poco importó el delito. Yaroshenko fue acusado de conspirar para importar 100 millones de dólares en cocaína a suelo estadounidense.
Reequilibrio de poderes
Antes de la guerra en Ucrania la OTAN había golpeado el tablero político internacional rompiendo acuerdos que datan de los años 90. El avance de las fuerzas rusas fue una consecuencia advertida hasta el cansancio. Antes de eso, la pandemia del Covid-19 había puesto al mundo en jaque contra un enemigo común que exacerbó la desigualdad.
La guerra convencional es el fin de la diplomacia, pero incluso en este escenario existen los comisarios de prisioneros de guerra para garantizar los canjes correspondientes. El mundo está hoy en una guerra híbrida que tiene varios frentes convencionales con sus aviones, misiles y tanques, y otro frente político donde el reequilibrio de poderes y reconocimiento de naciones bloqueadas por medidas coercitivas y unilaterales exige formas extraordinarias para la subsistencia en un mundo al borde de una recesión, en plena crisis energética y alimentaria, sazonada con temperaturas extremas producto del cambio climático.
Un nuevo orden mundial, multipolar, en el que las naciones hablan como iguales está en el horizonte, en otro momento histórico habría sido impensable verlo a través de intercambio de prisioneros.
