Este domingo, los polacos acudieron a las urnas para participar en las elecciones parlamentarias, en las que el partido nacionalista Ley y Justicia (PiS) espera conseguir un tercer mandato sin precedentes, mientras la oposición advierte que podrían encaminar al país hacia la salida de la Unión Europea (UE).
La organización política PiS figura como la favorita para vencer este día, según los sondeos de opinión.
Sin embargo, el partido podría perder la mayoría en medio de un descontento cada vez mayor por su historial democrático, que ha costado a Polonia miles de millones de euros en ayudas de la UE, así como por la preocupación por los derechos de la mujer y el costo de la vida.
Ante el conflicto en Ucrania y la crisis migratoria que se avecina, la UE y Estados Unidos observan de cerca la votación, aunque tanto el PiS como su principal oposición apoyan el papel clave de Polonia, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en la prestación de apoyo militar y logístico a Kiev.
Contraria occidentalización
La organización política planteó las elecciones como una disyuntiva entre la seguridad frente a una inmigración sin restricciones, que según él apoyan sus oponentes, y una creciente occidentalización que considera contraria al carácter católico de Polonia.
El líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, dijo a sus seguidores en el último mitin de campaña del partido que «estas elecciones demostrarán si Polonia será gobernada por los polacos, Berlín o Bruselas».
«Lo que ganará es el buen gobierno patriótico (…) no los gritos y el odio que llenan los medios de comunicación y que afectan a las mentes más débiles», afirmó en Skarzysko Kamienna, una ciudad en el corazón del PiS en el sureste de Polonia.
Desde su llegada al poder en 2015, el partido ha sido acusado de socavar los equilibrios democráticos, politizar los tribunales, utilizar los medios de comunicación públicos para difundir su propia propaganda y fomentar la homofobia.
La organización política niega haber actuado mal o querer salir de la UE, y afirma que sus reformas pretenden hacer el país y su economía más justos.
El PiS ha cimentado su apoyo en generosas ayudas sociales, a las que, según dice, los partidos rivales pondrán fin.
La liberal Coalición Cívica (KO), liderada por el expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk, y principal rival del Pis, realizó una campaña con la promesa de deshacer las reformas del partido que adversa, pedir cuentas a sus líderes y resolver los conflictos con Bruselas sobre el régimen democrático. Tusk afirma que su partido mantendría el apoyo social.
«Necesitamos un cambio si les importan valores fundamentales como la confianza, la rendición de cuentas y la tolerancia para volver a dominar la vida pública», dijo el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, un alto cargo del KO.