El portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Jeremy Laurence, instó a que se desarrolle una investigación independiente e imparcial sobre lo sucedido en la central hidroeléctrica de Kajovka.
En una rueda de prensa, el funcionario reiteró el llamado de esta agencia a aclarar de una vez por todas lo sucedido, e instó a no calificarlo aún como crimen de guerra, mientras se obtienen los resultados de dicha investigación y se determinan las responsabilidades.
Cabe destacar que las inundaciones, derivadas de la explosión, amenazaron la planta de energía nuclear Zaporizhzhia, la más grande de Europa, así como el suministro de agua potable en las localidades de la región, principalmente en Crimea.
Laurence pidió acceso a las zonas anegadas para que las organizaciones humanitarias y organismos correspondientes puedan hacer un balance de daños.
El gobernador interino de la región rusa de Jersón, Vladímir Saldo, informó el miércoles que entre 22.000 y 40.000 personas habían quedado damnificadas y responsabilizó a Ucrania del ataque.
El desbordamiento anegó 48 localidades y provocó la muerte de miles de animales. Las aguas llegaron a alcanzar los 12 metros de altura.
El Gobierno de Rusia instó a la comunidad internacional a condenar los estos “actos criminales”, que suponen una grave amenaza para la seguridad regional y mundial.
Moscú reiteró que Ucrania venía atacando la hidroeléctrica desde julio de 2022, incluso con los lanzacohetes estadounidenses Himars.
La región de Jersón fue adherida a Rusia en septiembre de 2022, tras celebrar un referéndum en el que la mayoría de la población, más del 87%, avaló esta opción.