El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reportó la desaparición de diez contenedores con cerca de 2,5 toneladas de uranio concentrado de una instalación en Libia, al norte de África, según constataron sus inspectores durante una visita a principios de esta semana.
La situación «puede representar un riesgo radiológico, así como preocupaciones de seguridad nuclear», alertó el organismo adscrito a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las instalaciones que resguardaban el material radiactivo no están bajo el control del Gobierno de unidad. La inspección al lugar estaba prevista para el año pasado, pero «tuvo que ser aplazada debido a la situación de seguridad en la región», justificó el retraso el organismo especializado en energía atómica.
El concentrado de mineral de uranio es ligeramente radiactivo, si bien no se puede provocar una reacción nuclear en cadena a partir de este material si no se procesa en instalaciones complejas y a través de una serie de pasos de cara a su uso para el desarrollo de energía nuclear o fabricación de armas nucleares.
El OIEA recalcó que desarrollará “actividades adicionales” para «aclarar las circunstancias en torno a la retirada de material nuclear y su ubicación actual».
En 2003, Libia abandonó su programa de desarrollo de armas nucleares, después de importar más de 2.000 toneladas de concentrado de mineral de uranio de Níger entre los años setenta y los ochenta del siglo pasado.
Tras la caída del líder Muamar Gadafi, en octubre de 2011, el país norafricano quedó dividido y durante una década vivió violentos enfrentamientos entre las facciones rivales que crearon estructuras del poder paralelas en el oeste y el este del país.
Intervención ‘humanitaria’
De acuerdo a una análisis de la agencia Sputnik, con la intervención ‘humanitaria’ de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el 2011, Libia pasó de ser uno de los países más prósperos de África a vivir el peor momento de su historia con gobiernos paralelos y una caída drástica en la calidad de vida del ciudadano de a pie.
La crisis política en Libia se agravó tras el aplazamiento de las elecciones previstas para diciembre de 2021 y la decisión de la Cámara de Representantes de nombrar a Fazi Bashaga como primer ministro, al dar por finalizado el mandato del primer ministro de unidad, Abdul Hamid Dbeibé, lo que provocó una nueva bicefalia administrativa en el país africano.
El Gobierno de unidad rechazó la decisión de la Cámara de Representantes y mantuvo que Dbeibé seguirá en el cargo para poner en marcha su nueva ‘hoja de ruta’ para la celebración de elecciones. Dbeibé fue elegido como primer ministro por el Foro de Diálogo Político Libio (LPDF) en febrero de 2021, con lo que sustituyó al hasta entonces primer ministro de unidad, Fayez Serraj.