Roberto Hernández Montoya para Fuser News
La semana pasada recomendé no mirar a Venezuela; hoy voy con los Estados Unidos, en homenaje a la magistral película No mires arriba.
No mires los cientos de miles de muertes por el abuso de opiáceos para engordar una industria farmacéutica codiciosa e irresponsable, que tiene a parte del pueblo caminando como zombis por aquellas calles. El opiáceo fentanilo ha matado más que todas las guerras en que han participado los Estados Unidos. Peor que el coronavirus. Puedes ver los zombis si no eres sensible a imágenes atroces. Michael Jackson, Whitney Houston, Prince, Chris Cornell.
Lo que sigue lo dice el IESA boy Moisés Naim: «EEUU tiene el 4,4% de la población del planeta y el 42% de las armas».
Detroit es una de las tantas ciudades fantasmas
No mires a más de 40 millones de pobres y miserables. Algunos viviendo en las aceras, en carpas, sin servicios sanitarios, bajo la nieve, donde miles amanecen de hielo. Literalmente. O sobreviven en remolques, como en la película Nomadland. No conozco países del llamado Tercer Mundo donde pasen cosas así. Al menos en Venezuela.
Ni se ven los estragos por la peor gestión del mundo de la peste del coronavirus, que solo la gente rica se puede atender. Muy rica. Porque la política sanitaria en el Imperio es «al carajo los enfermos». Literalmente.
No mires a 20 millones de personas que no quieren trabajar por un salario miserable y sin derechos laborales elementales como vacaciones pagadas. Es una insólita huelga, la llamada Gran Renuncia. Es que en los Estados Unidos mono no carga a su hijo.
No mires los frecuentes tiroteos masivos por gatillo alegres enloquecidos, cualquier día a cualquier hora en cualquier lugar.
No mires la violencia racista de la policía. Ni la violencia policial en general, brutal, mortal. El movimiento Black Lives Matter está enfrentado a los Proud Boys, nazis, lo que podría desembocar en una bonita guerra civil en un país donde hay más armas que gente y tensiones sociales, raciales, económicas, políticas de sobra.
No mires los miles de suicidios de exsoldados por estrés postraumático, causado en las guerras imperiales interminables, orwellianas, que mantienen en el mundo entero.
Son informaciones que no transmiten los medios masivos, que solo hablan de Venezuela Rusia Venezuela Rusia.
No hablan de la ruina sanitaria, con epiemias de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc., causadas por la comida chatarra que atiborra los estómagos desde el nacimiento, porque a las madres prácticamente se les prohíbe amamantar. Gracias, Nestlé.
El Imperio tiene sancionado el planeta, porque ese hostigamiento, amén de ilegal, no consigue sino pobreza y sufrimientos de todo tipo en todas partes. Más bien provoca alianzas comerciales, industriales y militares para resistir la furia imperial.
No mires el Estado Profundo
No mires a los presidentes chatarra, que afortunadamente no mandan, porque son monigotes que se limitan a leer un guion dictado por el Estado profundo, una entidad distópica, kafkiana, que es la que verdaderamente decide todo.
Por eso, y esto es lo más importante de este artículo, no mires la amenaza continua de apocalipsis nuclear en frentes de guerra itinerantes. Hoy es Ucrania pero mañana puede ser Taiwán o Petare, pues nunca se sabe con quién la van a coger.
¿Sigo? ¿Hace falta? ¿Hablo también de la emisión histérica e irresponsable de dólares por una Reserva Federal demente que ya empezó a causar una catástrofe financiera suicida y planetaria? ¿Hablo también de la crisis ecológica, con miles de incendios forestales, huracanes cada vez más furiosos, tornados devastadores, inundaciones pavorosas, edificios que se desploman solos y otras amenidades? ¿Hablo de cómo tienen tiranizada a Europa al capricho de sus políticas paranoicas, haciendo el ridículo al pretender legitimar a un mequetrefe como Guaidó y sus 1600 ladrones?
¿Sigo? Me cansé ¿y tú? Antes de despedirme: La sobredosis de posverdad no deja ver ni a los Estados Unidos ni a Venezuela y facilito terminamos en el apocalipsis nuclear y menos mal que ya no habrá analistas de historia para tratar de explicar este megadisparate. Una lástima porque es uno de los países que más amo y admiro.