Roberto Hernández Montoya para Fuser News
El feminismo denuncia manifestaciones de machismo que pretenden ser excusadas por su escala reducida. Y a veces ni tan reducida. Lo que sí son es cotidianas. Chistes supuestamente ocurrentes como que la prostitución femenina es el oficio más antiguo. No sé por qué es más viejo que la caza o la guerra. O dichos consagrados como que «ni jeep es carro ni casabe es bastimento ni mujer es gente». O mujer que no jode es hombre.
Tu «piropo» me ofende
Y así. O el modo de explayar las piernas en el transporte público de modo que las mujeres apenas encuentran acomodo. O, fuera de requiebros de buena ley, que también hay, existen piropos pretendidamente lisonjeros que en realidad son ofensivos, procaces y/o humillantes. Las mujeres no se entienden, ya se sabe. Y necesitan un hombre que les ponga orden. O el llamado mansplanation, en que un hombre se erige en maestro de primaria para explicar a una mujer cosas sabidas que se supone que ella, por mujer, no está en capacidad de averiguar por sí sola.
Por una ruta parecida insisto en que el nazismo ganó la Segunda Guerra Mundial. Recomiendo una obra maestra del cine soviético titulada El fascismo ordinario (Обыкновенный фашизм). Su autor Mijaíl Romm sostiene en ella que el fascismo de Mussolini, Hitler y Franco es una forma primitiva y que hay una variedad sofisticada posterior, más insidiosa y a menudo más dañina. La que estamos viviendo.
El imperialismo nazi
El Imperio gringo impone al mundo una sucesión de agresiones, «sanciones» unilaterales, coercitivas, extraterritoriales e ilegales con los pretextos más disparatados. Poco falta para que nos sancionen por caminar con un tumbao. Entonces ponen a pasar penurias a países enteros. A Venezuela le niegan vacunas contra la peor pandemia conocida desde la de Eurasia en el siglo XIV, la Peste llamada Negra. Amén de alimentos y combustibles. Emulan así los exterminios nazis. Para no hablar de las atrocidades que cometen contra su propia población estadounidense, que ya intenté enumerar en un artículo anterior, que llamé No mires a EUA.
Es una miríada de atropellos, como la campaña perpetua de fake news contra quien se les pegue la gana, Rusia, Venezuela, Siria, Libia, y a estas dos las está destruyendo al calor de la andanada…
Solamente la amenaza de una guerra nuclear por motivos fútiles con Rusia o China es ya una violencia que avergonzaría al fascismo ordinario. No creo que lo haga en serio, probablemente sea una fanfarronada más, pero en la tensión que crea, cualquiera se puede poner de los nervios, apretar el botón equivocado y desatar un universal Borrón Sin Cuenta Nueva.
