El 27 de mayo se dio a conocer la noticia que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos (OFAC) por sus siglas inglés, había renovado la licencia 8J a Chevron y otras cuatro compañías para que continuaran sus operaciones en Venezuela, pero esto no exime ni modifica el esquema sancionatorio contra la estatal Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa), como se pensaba en un principio. Te explicamos por qué:
La medida que surgiría como un “cambio de paradigma” en la política exterior estadounidense respecto a Venezuela, en realidad solo permite el mantenimiento básico de los pozos que opera junto a la empresa venezolana, también actividades administrativas, pero no autoriza reanudar la exportación del crudo.
Es decir, solo pueden realizarse las actividades relacionadas al pago de personal, impuestos, servicios ya adquiridos (no nuevos) entre otros.
El Observatorio Venezolano Antibloqueo adscrito al Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Comercio Exterior de la nación latinoamericana, explica que todo podría haberse organizado como una suerte de campaña de relaciones públicas para que la administración de Joe Biden, diera respiro a los verdaderos problemas económicos que enfrenta su gestión, pero no puede catalogarse como un relajamiento de las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU).
Todo quedará igual, se trata de las mismas operaciones que venían realizando desde que el gobierno de Donal Trump impuso la orden ejecutiva 13.835 que prohíbe cualquier actividad financiera y jurídica que le permita al Estado Venezolano obtener financiamiento internacional a través de Pdvsa.
Aparte de Chevron estas son las entidades y subsidiarias incluidas en la Licencia 8J: Halliburton, Schlumberger Limited, Baker Hughes Holdings LLC, Weatherford International y Public Limited Company.
Las referidas firmas petroleras estadounidenses han manifestado al gobierno estadounidense su deseo de reanudar la perforación petrolera con Pdvsa, a efectos de obtener una venia que extienda la capacidad operativa de dichas compañías en el país.
Chevron, es un ejemplo de ello, porque posee acciones en diversas empresas petroleras de Venezuela, entre ellas Petropiar y Petroindependencia ubicadas en la Faja Petrolìfera del Orinoco; y Petroboscan – Petroindependiente, situadas en las orillas del Lago de Maracaibo, en el estado Zulia.
La restricción de las operaciones de producción y comercialización de las empresas petroleras estadounidenses creó un caos en los libros de contabilidad de las empresas, por lo que decidieron presionar por un “cambio de paradigma” en su relación corporativa con Venezuela.
“No es casualidad que en días anteriores a la renovación de la licencia 8J los congresistas demócratas exhortaran a la administración de Biden a aliviar las MCU aplicadas hacia Venezuela con el fin de darle oportunidades a las corporaciones”.
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Sin avances
La crisis energética generada también por la imposición de “sanciones“ por parte de EE.UU. y países europeos a Rusia, sin duda podría dejar un vacío en el mercado petróleo mundial en el que Moscú contribuye con 10 millones de barriles diarios. Venezuela ha estado en el centro del debate geopolítico debido a que posee las reservas más grandes del mundo, pero la verdad es que no hay avances, ni siquiera pequeños.
“En conclusión, la licencia general 8J no otorga nada en cuanto a un alivio con relación al bloqueo económico, financiero y comercial; y de ampliarse la licencia para que las empresas de EE. UU. puedan producir petróleo en Venezuela, tampoco significaría un levantamiento del mismo”, destaca el observatorio venezolano.
Venezuela de nuevo en la mirada geopolítica por gasolina y otros derivados del petróleo
🔴LAS VERDADERAS RAZONES DETRÁS DE LA LICENCIA 8J DE EEUU A CHEVRON
Hilo para comprender la reciente renovación de la Licencia General 8J y como esta no modifica el esquema sancionatorio contra Pdvsa👇#07Junio pic.twitter.com/D7aMpqi1vt— AntibloqueoVenezuela (@AntibloqueoVen) June 2, 2022
