Garry Desrosiers, portavoz de la Policía Nacional de Haití (PNH), confirmó este jueves la liberación de los 12 misioneros estadounidenses y canadienses secuestrados por la banda de los 400 Mawozo el pasado 16 de octubre.
Medios locales reseñaron que los rehenes fueron encontrados en la localidad de Morne Cabrit, al sur de la capital, Puerto Príncipe, y entregados a las autoridades policiales.
Los secuestradores, quienes mantenían al grupo inicial de 17 personas en Ghantier, a unos 30 kilómetros de la capital haitiana, exigieron una suma de 17 millones de dólares por el rescate, y amenazaron con asesinar a los misioneros si se incumplían sus demandas, sin embargo, se desconoce si las autoridades pagaron la suma requerida, refiere Telesur.
Entre el grupo de rehenes se encontraban cinco menores de edad, entre ellos un pequeño de ocho meses y otros niños de tres, seis, 13 y 15 años, según datos aportados por la organización religiosa Christian Aid Ministries, a la cual pertenecen las víctimas.
“Glorificamos a Dios por la respuesta a nuestras oraciones, los 12 rehenes restantes son libres. Únase a nosotros para alabar a Dios porque los 17 de nuestros seres queridos están ahora a salvo», manifestó la institución eclesiástica a través de un comunicado.
Por su parte, el congresista estadounidense Bill Huizenga, expresó su agradecimiento a “los miembros del equipo de negociación de rehenes por su diligencia para asegurar la liberación segura de todos los misioneros. Este es un gran día para las familias en Michigan y en todo el país que han estado preocupadas por la seguridad de sus seres queridos”.
Cabe destacar que durante este año se incrementaron los índices de violencia e inseguridad en Haití, al punto de que el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (Cardh), reportó 949 secuestros, ubicando al país caribeño con la tasa más elevada de raptos per cápita.
Cifra que incluso pudiera ser más elevada, pues el Cardh resaltó en su último informe publicado que muchas de las familias no denuncian los secuestros por miedo a los agresores.
El número representa un alza de casi el 20 por ciento con respecto al año pasado, con niveles más acelerados evidenciados luego del magnicidio del presidente Jovenel Moïse el pasado 7 de julio.
