El episodio del pasado 4 de julio en Illinois, Estados Unidos (EE.UU.), dejó en evidencia cómo incluso en un estado con algunas de las leyes de armas supuestamente más “restrictivas” del país norteamericano, se pierden oportunidades para mantener a personas peligrosas y perturbadas lejos de las mismas.
El haber burlado el sistema resultó fácil para el agresor Robert Crimo III, acusado de asesinar a siete personas y herir a docenas durante un desfile del Día de la Independencia en EE.UU. en Highland Park, sin embargo, este escenario se pudo haber evitado, si las autoridades competentes hubiesen prestado atención a las señales del tirador.
La ley de «bandera roja» de Illinois, permite la incautación de armas a quienes son considerados un peligro para sí mismas o para la sociedad, pero Crimo fue subestimado en años anteriores por la misma policía que lo detuvo hace unos días, a pesar de tener reportes muy alarmantes.
En 2019, el atacante tuvo dos antecedentes para ser no elegible para portar un arma de fuego. En septiembre, la policial llegó a su domicilio, luego de que presuntamente amenazó con «matar a todos» sus familiares, en el incidente le decomisaron cuchillos y una daga.
En abril de ese año, la familia de Robert llamó al 911, porque que intentó suicidarse. Las autoridades en aquel momento no hicieron mucho, pues Crimo estaba siendo atendido por profesionales de la salud mental, por lo que sólo se limitaron a calmarlo.
Capturan a presunto autor del tiroteo durante desfile en Chicago
Ineficiencia jugó a favor del tirador
En cualquiera de estas ocasiones, podrían haber ejercido de inmediato parte de la ley «bandera roja», que les permitía solicitar una orden de restricción para evitar que Crimo comprara armas durante un período de entre 14 días y seis meses.
Obtener tal retraso podría haber ganado un tiempo crítico para que la policía buscara más información para pedirle a un juez una orden más larga que le impidiera la compra de un arma.
Sin embargo, la policía de Highland Park no buscó tal orden y solo cuatro meses después de la amenaza reportada que llevó a los oficiales a incautar 16 cuchillos, una espada y una daga en su casa, la Policía Estatal de Illinois le aprobó un permiso de armas de fuego.
La agencia explicó la decisión en parte diciendo que no lo consideraba un “peligro claro y presente” porque él no se consideraba tal peligro. Es decir, cuando le preguntaron si era capaz de hacerse daño o a otros, él dijo que no y lo aceptaron.
Esta decisión, le permitió a Crimo comprar legalmente cinco armas, incluido el rifle semiautomático Smith & Wesson que las autoridades dicen que usó desde su posición en la azotea para desatar más de 80 rondas en el desfile.
“Las leyes no significan mucho a menos que se cumplan”, dijo Sean Holihan, director legislativo estatal de Giffords, un grupo de defensa de la seguridad de las armas. “Esto se cayó por las grietas. La ley se escribió para asegurarse de que esto no sucediera y aun así sucedió”.