T. Bunke para Fuser News
El precio del petróleo Brent, índice de referencia usado para valorar el crudo venezolano, alcanzó los 90 dólares por barril; su pico más alto en los últimos 8 años. Este dato, que pasa desapercibido en coyunturas locales e internacionales, podría significar la libertad de Alex Saab sin mayores sacrificios para el gobierno de los Estados Unidos que el reconocimiento de la jurisprudencia de su propio sistema.
Sí, después de la violación de cuantos derechos humanos existen, es odioso valorar al diplomático venezolano como moneda de cambio para el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. No para la apertura inmediata de embajadas, pero sí una llamada para sincerar la posición de cada Estado en el escenario geopolítico de enero 2022, con lo que cada uno tiene por ganar. Porque perder, ya hemos perdido bastante, ambos.
A diferencia del Bitcoin, el precio del petróleo no es tan volátil como los gases que produce. La mayoría de las veces gracias a reuniones, sacrificios de oferta y demanda (que contradice aquel proverbio capitalista que afirma: el mercado se regula solo) y algo muy cotidiano para los Estados Unidos: guerras.
Un pitazo suspicaz
El Pitazo, un medio de comunicación de Venezuela, publicó el 26 de enero de 2022 una entrevista a un abogado y una especialista en relaciones internacionales en la que se asoma la liberación de Alex Saab como una decisión política en manos de Joe Biden y Antony Blinken, no del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
En primer lugar, esto es una contradicción para los profetas de la separación de poderes en los Estados Unidos, no así para el falso bipartidismo que tanto vende en su temporada electoral.
Sin embargo, la atrevida contradicción se agradece porque permite aclarar un detalle político que no está encerrado como Alex Saab: Venezuela no es la misma desde Barack Obama ni los Estados Unidos tienen la fuerza que quieren hacer ver al mundo. De hecho, parece que los únicos que no lo saben son ellos mismos.
Por otro lado, la internacionalista afirma que “Alex Saab no tiene ningún peso para la política exterior de los Estados Unidos” y que el diálogo, como está planteado, “no tiene importancia” para la administración de Biden.
Si esto es verdad, ¿por qué la detención de Alex Saab está tan viciada? A Richard Hein y Giovanna De Michelle los invito a leer los casos Bergman Vs. De Sieyes, 1946 y Abdulaziz Vs. Condado de Miami-Dade, 1982. Ambos en la jurisdicción de los Estados Unidos, tan solo para dejar clara la jurisprudencia que convierte todo lo que pase con Alex Saab como Frutos del árbol envenenado, como lo denomina la doctrina jurídica.
La tierra no es plana
Y tampoco McCarthy es senador ni Reagan presidente, afortunadamente. La desastrosa retirada de Afganistán y el derroche militarista en Colombia demuestran la inutilidad de la política exterior de los Estados Unidos basada en extorsión y violencia. Es aquí donde Alex Saab sí tiene importancia y peso en la política de los Estados Unidos.

cada avión lleva personal sanitario, equipos médicos y fármacos necesarios para proporcionar asistencia médica.
Eso que llaman sanciones, que vale decir es la manipulación lingüística de una acción unilateral, tiene efectos sobre la población más vulnerable de los países “sancionados”, no sobre sus gobiernos. Estados Unidos necesita la figura de Alex Saab preso como medida ejemplarizante para quienes osen retar sus métodos, el problema es que a los otros 192 países reconocidos por la ONU le molestan los métodos autoritarios de los Estados Unidos, pero si se los dices te invaden o sancionan y de eso, ¡basta!
El capitalismo tiene una norma:
No uses tus recursos si puedes usar los de otros. Esa es la definición más corta de la palabra banco, pero si los recursos del otro me resultan “caros” al calcular los “dividendos”, hay que hacerse de recursos igual de valiosos con menos costos de “productividad”. Los 90 dólares.

Venezuela duplicó sus envíos de crudo con respecto al año anterior desafiando las sanciones de Estados Unidos (EE.UU.).
La idea de entrar en conflicto con Rusia por la frontera de Ucrania es una locura para un país que está al otro lado del océano, pero esa guerra latente ya está produciendo dividendos que permitirán resistir, no corregir, la inflación galopante que castiga a la población de los Estados Unidos; esa que seguramente no podría hallar Ucrania o Venezuela en el mapa, pero que le envían soldados uniformados o en ropa de playa.
¿Por qué Estados Unidos habría de gastar sus reservas de energía si tiene un socio histórico capaz de venderle el que necesite? ¿Por qué compraría petróleo más caro teniendo capacidad de negociar con el administrador de una de las reservas más grandes del mundo a escasas millas náuticas?
Porque para eso tendría que dialogar, pero con diplomáticos presos es imposible.