Un nuevo ataque israelí tuvo lugar la madrugada de este viernes en la Franja de Gaza, un día después que diez palestinos fueron asesinados en Yenín, en la Cisjordania ocupada.
Horas antes del bombardeo, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) puso fin a la cooperación en Seguridad con Israel, por el asesinato de estas personas que calificó como una masacre.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, declaró tres días de luto y aseguró que se trata de “una invasión nunca antes vista”.
La escalada de violencia se produce previa a la visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a las ciudades de Jerusalén y Ramala, acordada para los días lunes y martes, reseñó EFE.
El ataque, de acuerdo con Israel, es la respuesta al supuesto lanzamiento de artefactos explosivos desde el territorio palestino, en el que no se reportaron víctimas.
«En respuesta a los ataques con cohetes desde la Franja de Gaza, aviones de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron una base militar utilizada por la organización terrorista Hamás», informó en la madrugada un portavoz del Ejército de este país.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, llamó a sus fuerzas a «estar preparadas (…) en caso de que sea necesario continuar actuando».
Israel sostiene que su incursión «antiterrorista» fue necesaria para detener un supuesto ataque inminente por parte de la Yihad Islámica.
El ministro de Asuntos Exteriores de Palestina, Riyad al-Maliki, aseguró que la operación en Yenín es «una extensión del patrón deliberado de conducta de Israel, que lleva a cabo crímenes internacionales para avanzar en sus políticas y prácticas anexionistas».