Las fuertes lluvias que inundaron los vecindarios y autopistas de Chicago, Estados Unidos (EE.UU.) el fin de semana, sirvieron como un recordatorio de que la estructura de dicha ciudad no está preparada para enfrentar los embates del cambio climático.
A pesar de los esfuerzos para manejar las inundaciones, cientos, e incluso miles de sótanos en el lado oeste de la ciudad resultaron anegados con hasta tres pies (un metro) de agua. Las carreteras interestatales tuvieron que cerrarse y las calles bajas se convirtieron en estanques profundos para ser atravesados por vehículos.
Según el profesor Villarini, en EE.UU. aún se diseña la infraestructura basándose en estadísticas del pasado, pero el desafío ahora es considerar cómo diseñarla considerando estos episodios de la naturaleza.
Las ciudades más grandes del país norteamericano se ven afectadas por el clima extremo, lo que provoca el flujo de agua y escombros hacia hogares, empresas y sistemas de transporte subterráneo.
Ejemplos recientes incluyen el diluvio histórico en Fort Lauderdale, Florida, donde los residentes tuvieron que vadear el agua hasta las rodillas y utilizar botes para movilizarse, así como las fuertes lluvias en el área de Dallas-Fort Worth, Texas, que generaron avisos de marea alta.
Con proyecciones que indican tormentas más frecuentes por el calentamiento global, estas urbes deben buscar nuevas formas de mitigar las inundaciones, refiere Max Berkelhammer, profesor asociado de ciencias ambientales y de la tierra en la Universidad de Illinois.
Berkelhammer señala que el desafío radica en encontrar lugares adecuados para manejar el exceso de agua durante tormentas de largas duración.
Expertos citados por Associated Press (AP) también sugieren la construcción de áreas verdes más grandes que permitan la filtración del agua al suelo, así como estanques de retención y otros proyectos de almacenamiento de agua. Sin embargo, se debe tener en cuenta el equilibrio entre el costo de la infraestructura y los beneficios que esta proporcionaría.
No obstante, reiteran que la búsqueda de soluciones sostenibles y resistentes al clima se vuelve crucial para proteger a las comunidades urbanas de EE.UU. en el futuro.