La reciente participación del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), puso en relieve la realidad política de este país y es la existencia de un único Gobierno con control real sobre la política interna y con efectivo reconocimiento internacional.
Los estrechones de manos y conversaciones sobre relaciones bilaterales con líderes de naciones europeas como Francia y Portugal que formaron parte de los países que negaban el reconocimiento a la legitimidad de Maduro, parecen marcar el declive de un plan de “cambio de régimen” promovido por Estados Unidos bajo la táctica de la asfixia económica financiera y el apoyo absoluto a un “gobierno interino” encabezado por el exdiputado Juan Guaidó.
Este plan que se inició el 23 de enero de 2019 con la autoproclamación de Guaidó como “presidente interino” en un aplaza pública ha sufrido varios reveses en lo militar, en lo político, en lo diplomático y ahora en lo social, donde esta figura ideada por la extinta administración de Donald Trump, agoniza sin apoyo solo bajo el sostén del Gobierno de los EE.UU. que según reportaje de CNN ya le puso fecha a su fin en enero del 2023.
Del furor al rechazo
Tras la autoproclamación y el reconocimiento de más de 60 países, el entonces diputado Juan Guaidó se erigía como un “líder” de la oposición venezolana con un importante apoyo social interno en un país donde, como consecuencia de las medidas coercitivas unilaterales a la principal industria petrolera del país, se encontraba sumergido en una fuerte crisis económica donde la escases y la hiperinflación crecían a ritmo vertiginoso.
Este apoyo social y el reconocimiento de la realidad política interna ha ido en declive tal como lo evidenció la empresa de marketing político, Polianalítica, que en una encuesta precisa que, tras tres años del autoproclamado interinato, solo el 7% de los venezolanos lo identifica como presidente, frente a un 89% que señalan que esta figura la representa Nicolás Maduro.
https://twitter.com/polianalitica/status/1564941339422228488
En medio de esta debacle, la Plataforma Unitaria de la oposición que agrupa a los partidos que mantienen su apoyo a Guaidó y de cara a las elecciones presidenciales de 2024 han decidido lanzar un proceso de primarias para lo cual conformaron una Comisión Nacional que será la encargada de garantizar la pulcritud de este proceso que no cuenta con el apoyo de otros sectores opositores y donde el autoproclamado luce desdibujado al no contar con el apoyo de la población identificada con la oposición tal y como lo reveló una encuesta publicada por Hinterlaces donde se le adjudica el 1% de intención de voto.
¿ Quién ganaría hoy las elecciones presidenciales? Según datos de la encuesta Monitor Pais de @Hinterlaces, casi el 60% de la población asegura que Nicolás Maduro será reelegido. pic.twitter.com/KBTf66W1cQ
— MV (@Mision_Verdad) October 30, 2022
De la glorificación al fracaso
La salida de Trump de la Presidencia norteamericana debilitó este plan que tres años después quedó al descubierto al ser revelado por los propios exfuncionarios del magnate.
Tal es el caso de las confesiones del exsecretario de Defensa de EE.UU. Mark Esper, quien detalló en el libro “Un Juramento Sagrado: Memorias de un Secretario de Defensa Durante Tiempos Extraordinarios”, la impactante guerra directa de la administración de Trump contra Venezuela, asegurando que el exmandatario norteamericano planeó invadir el país y discutió asesinar al presidente Nicolás Maduro, llevar a cabo una ola de ataques terroristas contra la infraestructura civil y formar un ejército mercenario para iniciar un Guerra contra el terrorismo.
Durante la puesta en marcha de este plan en su punto más álgido, Donald Trump invitó al autoproclamado a su discurso del Estado de la Unión en 2020, donde Guaidó fue descrito como “el presidente verdadero y legítimo” y recibió una ovación de pie tanto de republicanos como de demócratas.
Según Sper, Trump, había estado “obsesionado con Venezuela desde los primeros días de su administración”, le preguntó directamente a Guaidó: “¿Qué pasaría si el ejército de EE.UU. fuera allí y se deshiciera de Maduro?”. La oferta fue música para los oídos del venezolano, quien respondió: “Por supuesto que siempre agradeceríamos la ayuda de Estados Unidos”. Guaidó ya había intentado cuatro golpes, cada vez llamando al pueblo y al ejército a rebelarse y unirse a su lado, pero recibió una respuesta poco entusiasta.
A los pocos meses, en mayo de 2020, factores de la oposición venezolana, junto a funcionarios de Trump ejecutaron sin éxito la Operación Gedeón, que desde Colombia buscaba asesinar al Presidente venezolano, sin embargo, de las desesperadas acciones supo el mundo entero y las denuncias llegaron hasta los organismos internacionales.
Más allá de los varios ataques y el asedio contra Venezuela, el interinato de Guaidó se desvanecía solitario sin el mayor impulso y plagados de denuncias de corrupción expuestos por los mismos integrantes del llamado “gobierno interino”.
En medio de todos este escenario de ausencia de liderazgo, caída del apoyo ante el desgaste de una estrategia fallida, múltiples revelaciones de corrupción, aunado a los problemas internos de Estados Unidos, así como los recientes cambios políticos en América Latina que llevaron a la disolución del Grupo de Lima –plataforma que sirvió de importante apoyo al plan Guaidó- parecen confirmar que el fin del llamado “gobierno interino” ya es una realidad que solo espera el acta de defunción que deberá ser firmada por el presidente estadounidense Joe Biden.
