El grupo sin fines de lucro Public Citizen, que se dedica a la defensa del consumidor en Estados Unidos, publicó un informe donde afirma que la transnacional farmacéutica Pfizer usó su poder en tiempo de pandemia para silenciar gobiernos y maximizar ganancias.
“Los contratos ofrecen una visión poco común del poder que una corporación farmacéutica ha ganado para silenciar a los gobiernos, acelerar el suministro, traspasar el riesgo y maximizar las ganancias en la peor crisis de salud pública en un siglo”, indica el informe tras evaluar los acuerdos de Pfizer con Brasil, Chile y Colombia.
Para sustentar esta acusación, señalan que por ejemplo al Gobierno brasileño le está prohibido hacer “cualquier anuncio público sobre los términos del contrato” con Pfizer sin el consentimiento previo por escrito de la compañía norteamericana, silenciando así al Gobierno del gigante suramericano.
Control sobre donaciones y lo judicial
Sumado a esto establecen control sobre las donaciones, señalando que no le permite a Brasil que acepte u ofrezca donaciones a otros países, estipulando que la nación brasileña no puede distribuir, exportar o transportar la vacuna al extranjero sin el permiso de Pfizer y en caso contrario, Pfizer rescindirá inmediatamente el acuerdo.
A esto se agrega que la farmacéutica estadounidense solicitó también que al menos cuatro países “indemnicen, defiendan y mantengan indemne a Pfizer” de cualquier tipo de demandas, daños y costos relacionados con la propiedad intelectual de la vacuna.
“Si otro fabricante de la vacuna demanda a Pfizer por la infracción de patente en Colombia, el contrato requiere que el Gobierno colombiano pague la factura”, explica el informe de Public Citizen.
La empresa también puede cambiar la fecha de suministro de su fármaco, lo cual plantea desafíos fundamentales para la respuesta a la pandemia.
Desequilibrio y desigualdad
Ante esto Public Citizen concluye que la capacidad de Pfizer para controlar decisiones claves refleja el desequilibrio de poder en las negociaciones en las que la mayoría de las veces los intereses de Pfizer son lo primero.
La empresa farmacéutica ha prometido una proporción justa para todos los países; sin embargo, un informe revela que la compañía estadounidense ya ha vendido el 80 % de las dosis de su vacuna a los países más ricos.