Desde Honduras se promueven las manifestaciones ancestrales del pueblo Garífuna en celebración del Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, cada 24 de enero, decretado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
On Monday's World Day for African & Afrodescendant Culture, find out more about the International decade dedicated to people of #AfricanDescent: https://t.co/SyNBqSUUKt pic.twitter.com/Y4BW81C70T
— United Nations (@UN) January 24, 2022
La etnia Garífuna, “gente que come yuca”, que tiene presencia en El Caribe desde 1635 y cuyos grupos se ubicaron en las costas de Honduras, fue declarada por la Unesco en 2001 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y llevada en 2008 a la Lista Representativa de este organismo.
Los estudios etnológicos demuestran que los garínagu, como también se les conoce, son las únicas personas de raza negra en las Américas que han conservado su cultura propia debido a que sus antepasados no fueron esclavizados, tras la llegada de dos barcos negreros procedentes de Nigeria que naufragaron frente a San Vicente.
Los hombres y mujeres que escaparon al naufragio fueron recibidos y protegidos por los Caribe y los Arahuaco que habitaban las islas de centroamárica, desde allí nace una nueva perspectiva e historia, propia de aquellos a los que también se les llama los Caribes Negros.
El pueblo garífuna está distribuido por las islas caribeñas en las que logró sobrevivir después de ser expulsado de San Vicente por los ingleses que llegaron al Golfo de Honduras en abril de 1797.
De allí pudieron llegar a tierra firme centroamericana y establecerse en Honduras, Belice, Guatemala, Nicaragua. Con el tiempo muchos llegaron a Estados Unidos (EE.UU.).
Estudiosos y defensores de la cultura garífuna señalan que el culto a los ancestros es la base esencial del equilibrio de la vida, así como el arte y la cultura de ese pueblo.
También precisan las investigaciones que la organización social tradicional del pueblo garífuna se sustenta en las mujeres, quienes transmiten el conocimiento, fortalecen el núcleo familiar y el apoyo colectivo, principalmente las enseñanzas ancestrales y terapeúticas de sus ceremonias.
