Al igual como hace con Ucrania y su conflicto con Rusia, Estados Unidos (EE.UU.) aviva la tensión entre Taiwán y China con el visto bueno formal de su Departamento de Estado a la venta de armamento a la isla asiática, que abriga pretensiones secesionistas.
Una noticia difundida por el diario español El País revela que el equipamiento bélico tendría un valor de 1.100 millones de dólares. China, que considera a Taiwán parte de su territorio, exige que se anule la operación comercial y advierte que de concretarse tomará “contramedidas”.
«El posible plan de EE.UU. de vender armas a Taiwán pondrá en grave peligro las relaciones entre EE. UU. y China y la seguridad del Estrecho de Taiwán», advirtió la embajada de Beijing en Washington.
Los equipos militares que EE.UU. prevé entregar a la isla incluyen un sistema de radar para la detección temprana de posibles lanzamientos de misiles, valorado en 665 millones de dólares.
También incluye misiles aire-aire Sidewinder por un total de 85,6 millones de dólares, y 60 cohetes antibuque Harpoon, capaces de rastrear y hundir barcos, por valor de 355 millones de dólares.
Congresista provocadora
La visita no consentida por China de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taipéi a principios del mes pasado, enfureció a Beijing, que la calificó como una «provocación» y alertó que alentar las aspiraciones separatistas de Taiwán solo conduciría a la guerra.
En clara señal de réplica, el Gobierno de Xi Jinping inició unas maniobras militares sin precedentes en las cercanías de la isla y anunció que participaría en ejercicios militares organizados por la aliada Federación de Rusia.
Beijing también indicó que sus bombarderos efectuarán patrullaje frecuente alrededor de Taiwán, como parte de las medidas de defensa de su integridad territorial.
El miércoles de esta semana, Taiwán informó sobre el derribo de un dron chino detectado en una serie de incursiones sospechosas en su espacio aéreo.