El sindicato SMART Transportation Division, uno de los grupos ferroviarios más grandes de Estados Unidos (EE.UU.), rechazó un acuerdo contractual negociado por la Casa Blanca, uniéndose a otros tres que no aprobaron los contratos, hecho que supone una amenaza a la economía nacional, pues se acerca una huelga en el sector.
El rechazo a las políticas contractuales de la administración del presidente de EE.UU., Joe Biden, por parte de los sindicalistas, implica la paralización de los trenes de carga, medida que afectará principalmente a los consumidores estadounidenses y a casi todas las industrias del país.
Las preocupaciones sobre horarios exigentes y la falta de días de enfermedad pagados aumentan el riesgo de una huelga, que podría comenzar el 5 de diciembre, cuyos efectos no tardarían mucho en afectar a la economía.
Muchas empresas solo tienen materias primas para unos pocos días y espacio para los productos terminados.
Los fabricantes de alimentos, combustibles, automóviles y productos químicos sentirían la presión, al igual que sus clientes, sin mencionar a los viajeros que se quedarían varados porque muchos ferrocarriles de pasajeros usan vías que son propiedad de los ferrocarriles de carga.
Ante esta situación, se espera que el Congreso intervenga e imponga condiciones contractuales a los trabajadores ferroviarios.
La última vez que los ferrocarriles estadounidenses se declararon en huelga fue en 1992, huelga que duró dos días antes de que interviniera el Congreso.
Cargas en riesgo
En un informe emitido a principios de otoño, los sindicatos de ferrocarriles estimaron que una huelga ferroviaria le costaría a la economía $2 mil millones por día. Este medio de transporte lleva alrededor del 40% de la carga del país cada año.
“Si una huelga se prolonga durante un mes, se perderían unos 700.000 puestos de trabajo debido al cierre de los fabricantes que dependen de los ferrocarriles, los precios de casi todo aumentarían aún más y la economía podría verse impulsada en una recesión”, refiere otro informe elaborado por un grupo comercial de la industria química.
El hecho amenazaría los envíos de carbón de la nación y su suministro de agua potable.
Cierre inaceptable
Según reseñó The Washington Post, un funcionario de la Casa Blanca explicó que “como el presidente ha dicho desde el principio, un cierre es inaceptable debido al daño que infligiría a empleos, familias, granjas, empresas y comunidades en todo el país”.
“La mayoría de los sindicatos han votado para ratificar el acuerdo tentativo, y la mejor opción sigue siendo que las partes resuelvan esto por sí mismas”, indicó el representante del Gobierno.
