El diputado iraquí Ahmad Taha al-Rabiei exigió a su Gobierno que se convoque al jefe de misión de Estados Unidos (EE.UU.) para protestar por el asesinato de una niña a manos de las tropas del país norteamericano.
Zainab Esam al-Jazali, era el nombre de la joven de 15 años, que murió el martes pasado tras ser alcanzada por una bala disparada desde una práctica de tiro en la base militar de “Victoria”, cerca del aeropuerto de la ciudad de Bagdad.
En declaraciones a la prensa, el diputado denunció que Zeinab fue asesinada por el uso de balas reales en estos supuestos ejercicios militares que se realizan, además, cerca de zonas residenciales.
“Esto refleja la falta de respeto a la soberanía de Iraq y la sangre del pueblo de este país”, agregó.
Al-Rabiei también pidió que se adopten las medidas jurídicas necesarias para castigar a los responsables del asesinato. Mientras tanto, en redes sociales, aumentan las denuncias para la apertura de una investigación formal sobre el caso.
También fue posicionada la etiqueta #EEUUasesinóaZeinab, mediante la cual los usuarios están denunciando los delitos cometidos por las fuerzas estadounidenses en más de 18 años de invasión.
Desde el año 2003, han quedado impunes innumerables crímenes y prácticas ilegales ejecutadas por EE.UU. en la nación árabe. Washington considera la muerte de civiles como «daños colaterales» en la búsqueda de objetivos político y militares.
Costo de la guerra
Según cifras del Instituto Watson de la Universidad de Brown, hasta agosto de 2021, habían muerto entre 897.000 y 929.000 personas, en su mayoría civiles, entre 363.000 y 387.000 para ser exactos.
Entre las víctimas se incluyen a 300.000 combatientes iraquíes; más de ocho mil contratistas privados de seguridad estadounidenses, así como 680 periodistas y 892 trabajadores de ONG.
El costo en vidas se suma al de desplazados y refugiados. Unos 37 millones de personas han perdido sus hogares o se han convertido en refugiados a causa de las guerras libradas por EE.UU. tras lo sucedido el 11 de septiembre.
Otro tipo de guerra
Los crímenes de lesa humanidad cometidos por EE.UU. alrededor del mundo, bajo el amparo de una presunta guerra contra el terrorismo, en el caso de Medio Oriente, o de una supuesta «amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad», en el caso de Venezuela, han sido bases construidas para justificar sus acciones ilegales y de persecución contra los pueblos y gobiernos que no son afines, para apoderarse de sus recursos naturales.
«Es irónico que Estados Unidos acuse a Venezuela de presentar una amenaza el mismo día que tribunales internacionales anuncian que revisarán casos de tortura y violaciones de derechos humanos ejecutados ilegalmente por autoridades estadounidenses en Afganistán, pero tan solo demuestra el desprecio de las autoridades de ese país por el derecho internacional y por la soberanía nacional», reseña un comunicado de la Cancillería venezolana tras cumplirse siete años del infame decreto.
En el marco de estas agresiones contra la nación bolivariana, EE.UU. orquestó el secuestro del diplomático venezolano Alex Saab, un delito que marca un peligroso precedente en el mundo y que viola flagrantemente el derecho internacional y la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
Presidentes, organizaciones y movimientos sociales, así como otros diplomáticos se han pronunciado en rechazo a esta persecución contra el Enviado Especial de Venezuela, que se encargaba de traer medicamentos y alimentos, tras el recrudecimiento de las medidas coercitivas unilaterales que también han cobrado la vida de cientos de personas en Venezuela.
