Un turista estadounidense fue arrestado por la policía israelí luego que arrojó obras de arte al suelo en el Museo de Israel, desfigurando dos estatuas romanas del siglo II.
El sospechoso es un turista judío-estadounidense radical de 40 años, quien declaró durante el interrogatorio inicial que destrozó las estatuas porque las consideraba «idólatras y contrarias a la Torá», aunque negó que hubiera actuado por fanatismo religioso.
El abogado del detenido, Nick Kaufman, señaló que el turista padecía un trastorno mental que los psiquiatras denominan síndrome de Jerusalén. Esta condición es una forma de desorientación que se cree es inducida por el magnetismo religioso de la ciudad, que es sagrada para cristianos, judíos y musulmanes y hace que los peregrinos extranjeros crean que son figuras de la Biblia.
Tras el hecho, al acusado se le ordenó someterse a una evaluación psiquiátrica, mientras que las autoridades no revelaron su nombre debido a una orden de silencio.
Por su parte, el Gobierno israelí expresó alarma por la desfiguración, que los funcionarios también atribuyeron a la iconoclasia judía en obediencia a las primeras prohibiciones contra la idolatría.
«Este es un caso impactante de destrucción de valores culturales. Vemos con preocupación el hecho de que los valores culturales están siendo destruidos por extremistas por motivos religiosos», afirmó el director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Eli Escusido.
Las fotografías del museo mostraban la cabeza de mármol de la diosa Atenea caída de su pedestal al suelo y una estatua de una deidad pagana hecha pedazos.
El personal del museo comunicó que las estatuas dañadas están siendo restauradas. El museo se negó a ofrecer su valor o el costo de destrucción.
El museo israelí describió el vandalismo como un “evento inquietante e inusual” y dijo que “condena todas las formas de violencia y espera que tales incidentes no se repitan”.