Las autoridades españolas detuvieron a diez miembros de una red ucraniana dedicados a desvalijar las viviendas de compatriotas refugiados, que llegaron a la localidad Vega Baja y a municipios limítrofes de la región de Murcia a causa del conflicto bélico.
La banda fue acusada de siete robos en los sectores Orihuela Costa, Catral, Guardamar, Pilar de la Horadada, Torrevieja y San Pedro del Pinatar, informó la Guardia Civil.
El ente policial señaló que no descarta más arrestos e investiga si han cometido más asaltos, tras haber robado todos los ahorros y pertenencias de valor de los refugiados de Ucrania, así como de una familia española.
Durante el operativo se recuperó dinero en efectivo, joyas, relojes, una colección de sellos de medio millón y otros efectos cuyo valor es superior a 1 millón 250 mil euros. A todo ello se suman otros 240 mil euros en bienes embargados por un juzgado a instancia de los investigadores.
La mayoría de los detenidos son de origen ucraniano, excepto tres ciudadanos rusos que, según la Guardia Civil, les facilitaban los vehículos para delinquir.
El juzgado de Instrucción número 2 de Orihuela ordenó el ingreso en prisión de siete de los detenidos y libertad para otros tres, así como el bloqueo de las cuentas bancarias. Solo uno de los arrestados es mujer y dos de ellos habían solicitado la protección temporal como refugiados.
Aunque el procedimiento, bautizado como «operación Goverla», fue realizado en febrero, no se notificó sino hasta el pasado viernes ante la subdelegación del Gobierno en Alicante y del jefe accidental de la Comandancia, T/C Francisco Poyato.
Los arrestados fueron acusados de delitos de robo con fuerza en siete viviendas, pertenencia a grupo criminal y contra la intimidad de las personas por las balizas de geolocalización que les instalaban.
Víctimas preferidas
Las víctimas seleccionadas por el grupo hamponil eran preferiblemente mujeres ucranianas que huyeron del conflicto militar con sus hijos, menores de edad y las cuales eran captadas en centros comerciales.
Las autoridades españolas investigaban a la red delincuencial desde el pasado año, tras la denuncia de comisión de varios robos con fuerza en viviendas de Torrevieja y Orihuela Costa donde residían refugiados ucranianos.
Los ladrones colocaban dispositivos de seguimiento en los vehículos de las víctimas para tener geolocalizadas las familias. Cuando no estaban en sus domicilios, accedían a ellos empleando ganzúas para abrir las cerraduras sin causar daños y sin dejar apenas rastro, aunque también fracturaban cerraduras o rompían ventanas para entrar en las casas.
