Roberto Hernández Montoya para Fuser News
En el Departamento de Estado de los EUA debe haber una unidad sumamente atareada y disciplinada encargada de desbaratar países.
Imagina salir por la mañana en Ucrania a ¿trabajar? ¿estudiar? ¿a un concierto? ¿a una exposición? ¿a una fiesta? ¿a un restaurante? ¿a pasear? ¿a buscar pareja? ¿a qué? Ni siquiera puedes hablar si lo haces en ruso. Te atan a un poste y te caen a palos. Y si eres del otro bando te caen los rusos.
Porque ni siquiera es una guerra «normal» sino una trifulca incomprensible, caótica, sobre todo para los ucranianos y más todavía para las ucranianas, porque estadísticamente son las mujeres quienes llevan la peor parte en estos y en casi todos los entreveros. Eso independientemente del bando de su elección.
No hay nada claro salvo que no hay nada claro. No hay un frente de guerra ni se sabe quiénes son los bandos ni por dónde andan ni a quién atacan ni de quién se defienden ni por qué ni para qué ni quién va ganando.
Todo produce desconcierto
Uno que me tiene consternado: Inna Afinogenova acaba de renunciar a RT, la emisora rusa universalmente censurada en donde se hizo célebre por su seductora inteligencia y su lúcido humor. Era con mucho, y espero que seguirá siendo, la mejor analista política. También se dio a conocer por su radicalidad, es decir, con instinto para identificar la raíz de los temas. Pero lo más inquietante es que abandonó Rusia.
¿Por qué? Desconcierta más por lo que no dice que por lo que sí dice. Me rehúso a las interpretaciones simplonas, como que está cambiando de bando. No ha dado indicios de eso. Pero algo sabe que no ha dicho. Hasta ahora. Y hasta ahora tampoco sabemos cuáles serán sus próximos pasos.
No concuerdo con sus alegatos sobre Ucrania —es humana y se puede equivocar—, especialmente el principal de todos: ‘Que la invasión fortalece a la OTAN’. Se me parece demasiado a la táctica del apaciguamiento que fracasó con Hitler.
Hay una voluntad política patente, potente y nazi de los Estados Unidos contra Rusia, mediante la OTAN y usando a Ucrania como arma arrojadiza. No defenderse no es una opción.
Por eso no me da envidia el futuro de Ucrania, si es que lo tiene.
La lista de países destrozados no deja de crecer: Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen… El planeta. Con Venezuela no han podido aunque la acribillan a «sanciones», bloqueo, obstrucción financiera, industrial, política, diplomática, cultural, científica, tecnológica… Y encima la que ya se dibuja como la peor pandemia conocida de la historia, que después de los laboratorios biológicos de Ucrania no podemos saber si fue producida allí o en alguna otra instalación parecida en otro país.
Y esas dos plagas, la geopolítica y la geobiológica, las estamos venciendo en Venezuela. Por eso no exagero cuando promuevo el Nobel de Medicina para el equipo que está derrotando el coronavirus en Venezuela.
Y la debacle económica que quisieron infligirnos. Nos están convirtiendo en un país heroico. Y no he hablado del linchamiento mediático que nos propinan desde hace dos décadas. Y de las diversas violencias: intentos de magnicidio, invasión de mercenarios, guarimbas, sabotajes, ruina inducida de la industria petrolera. La cuenta es larga y no está cerrada.
No hay malevolencia que no hayan intentado
Todavía no nos han aplicado los «bombardeos humanitarios» de Obama pero porque no se les han dado las condiciones. Recuerda que «tienen todas las opciones sobre la mesa» y que hay mentes de pollo nacidas en Venezuela suplicando que nos invadan y nos esguañanguen y recíprocamente se desconsuelan cuando algo nos sale bien. Que nos trituren como hicieron con Libia y ahí están los resultados, con ventas esclavistas ambulantes. Buhonerismo esclavista. La ultraderecha tiene sueños húmedos con esos zurriburris y follones.
Todos esos intentos han fracasado en Venezuela. Son agresiones que vemos luego en muchos otros países porque fueron experimentadas primero aquí para de inmediato salpicarlas por el mundo. Idénticas. En los mismos días en que aquí derrotábamos los focos de violencia urbana llamados guarimbas, el Euromaidán triunfaba rampante en Ucrania. Allá pudieron; aquí no.
Porque hay países que se dejan y hay países que no se dejan.
