En un espectáculo que nos dejó a más de uno con la piel de gallina y un nudo en la garganta, más de 12 mil músicos de todas las edades y 30 millones de corazones dejaron de lado sus diferencias y se unieron en un mismo sentir, el orgullo de ser venezolano.
El hijo del Presidente venezolano y diputado a la Asamblea Nacional (AN), Nicolás Maduro Guerra, hizo parte del concierto tocando la flauta, e interpretó un solo especial, este instrumento lo perfeccionó durante su permanencia en la Fundación Musical Simón Bolívar.
En los acordes de la Marcha Eslava de Piotr Ilich Tchaikovsky, la Orquesta Sinfónica de ‘El Sistema” realizó lo que sería el intento por romper el récord Guinness como la orquesta más grande del mundo.
Una alegría que embargó a todo el pueblo de Venezuela y lo mantuvo expectante desde tempranas horas de la mañana.
Al unísono, fueron ejecutados los instrumentos musicales de manera sagaz, bajo las batutas de Naileth Castro, Urielis Arroyo, María Gabriela Hernández, Andrés David Ascanio, Enluis Montes y Diego Luzardo.
El concierto, que fue monitoreado por expertos y transmitido por medios nacionales, internacionales y las redes sociales, también formó parte de un homenaje al maestro fundador, José Antonio Abreu, hombre ejemplar que, a través de la música, logró restaurar la vida de miles de niños, niñas y jóvenes venezolanos que no encontraban su camino.
Venezuela fue el final
Pero la euforia se hizo sentir hasta el final, cuando el coro se unió a los violines para deleitarnos a través de las pantallas con un momento único y especial.
“Llevo tu luz y aroma en piel, y el cuatro en el corazón”, fueron las notas entonadas para cerrar con broche de oro. La canción Venezuela, sin duda, una de las piezas más representativas de nuestro país.
La música, el lenguaje universal por excelencia fue la protagonista de esta extraordinaria jornada y la principal aliada en esta momentánea reconciliación entre venezolanos.