T. Bunke para Fuser News
Hasta comienzos del siglo XXI el nombre de Alex Saab en Colombia estaba asociado a la pujante industria textil del país, de la cual era uno de los principales exportadores, además de sus comienzos en la industria de la construcción. Todo cambió cuando comenzó a exportar a Venezuela para luego recibir, públicamente, contratos de construcción. En su momento los medios de comunicación colombianos halagaron los acuerdos de negocios alcanzados, pero la política colombiana no se rige por las decisiones tomadas en el Palacio de Nariño sino en la Casa Blanca donde Venezuela ya representaba una «amenaza inusual y extraordinaria».
¿Qué es la inteligencia?
El diccionario de la Real Academia Española recoge la palabra inteligencia con varias acepciones. En este caso usaremos tres: «capacidad de entender, comprender y resolver problemas», «trato o correspondencia secreta de dos naciones entre sí» y «organización del Estado que proporciona al ejecutivo análisis e información para la toma de decisiones estratégicas que permitan prevenir y neutralizar amenazas».
Colombia ha fallado en las tres formas de inteligencia al tratar el caso Alex Saab e infectó de su incapacidad a naciones tan disímiles como Cabo Verde y Ecuador.
Sin embargo, cuesta pensar que una nación con décadas de violencia política, social y narcotráfico falle en sus operaciones de inteligencia o en la mínima inteligencia humana frente a la toma de decisiones. En un articulo firmado por Johanna Álvarez Quintero de Noticias Caracol, hay una afirmación lapidaria al cierre: «Fuentes diplomáticas de Estados Unidos aseguraron que están preocupados porque no pasa nada en la justicia colombiana frente a la […] captura del clan Saab.»
No pasa nada en la justicia colombiana contra Alex Saab porque no tienen pruebas de nada. Lo que sí tienen es un clásico colombiano, un falso positivo en la persona de Eddie Pinto, funcionario de la Policia Nacional de Colombia, detenido y acusado por supuestamente filtrar información acerca de la captura de Alex Saab y sus familiares en 2018. Para la fecha de la filtración de información, nada menos que de la DEA, Alex Saab se encontraba en París, Francia y aún así Colombia no emitió orden de captura a través de INTERPOL. Tal vez porque en su momento el mecanismo de cooperación policial internacional se ceñía a sus normas, lo cual no ocurrió después con Cabo Verde.
Un Lawfare con fallas de inteligencia
Entonces esto no es una falla de inteligencia en cualquiera de sus definiciones. Esto es un andamiaje de hechos que justifican un Lawfare contra Venezuela del que cabe decir que Estados Unidos se queda cada vez con menos armas y más al descubierto.
Las afirmaciones de Noticias Caracol se leen con sorpresa, resulta increíble que una nación como Colombia, cuyo orgullo nacionalista es una característica capital, ponga en duda su sistema de justicia y su aparato policial para complacer la necesidad de los Estados Unidos de tener “pruebas” contra Alex Saab. Pero si Cabo Verde tiró al traste la Constitución que tanta sangre le costó para independizarse, y arriesgó la diplomacia del continente africano para mantener al diplomático venezolano tras las rejas y luego entregarlo a Estados Unidos siguiendo sus instrucciones, la táctica colombiana tiene sentido y es absolutamente lógica.
Los arranques de Fernando Villavicencio
Volvamos a la inteligencia. Cuando un ser humano se ve al descubierto tras una mentira suele perder el control. La psicología dirá que es un mecanismo de defensa, pero los hechos dicen que el señor Fernando Villavicencio, autodenominado periodista de investigación, actúa por venganza personal contra Rafael Correa a través de Alex Saab, argumentando supuestos hechos de corrupción de los cuales no existe ni una prueba salvo sus palabras plagadas de especulaciones. Su ira al ser desenmascarado quedó grabada en video.
Este no es el comportamiento que aspira la ciudadanía de un fiscalizador. Ira y prepotencia en lugar de objetividad en el caso de #AlexSaab. #Villavicencio debe respetar a nuestros votantes, que son más de 4millones de ecuatorianos. pic.twitter.com/vyeFiLBaNf
— Pamela Aguirre (@pameaguirre1) November 11, 2021
El Lawfare contra Rafael Correa no es diferente al de Venezuela, es el mismo. Es una persecución intestina contra cualquier gobierno que se atreva a contradecir las formas y métodos de los Estados Unidos. Que, además, han sido probados como inútiles en la historia. Allí están Lula en Brasil, Evo Morales en Bolivia, perseguidos sin pruebas. No es que los gobiernos serviles a la política estadounidense en América Latina fallen, aunque sí, es que las pruebas no existen así como no existen los delitos.
Pero guarden este texto, que de un momento a otro cargarán contra Gabriel Boric en Chile y todo lo anterior quedará verificado con hechos, que sí es un elemento probatorio.