Estados Unidos (EE.UU.) utiliza a Ucrania como un laboratorio para comprobar qué armas realmente son eficaces en un conflicto bélico del siglo XXI y cuáles quedaron en desuso, según la cadena CNN.
Es «un laboratorio de armas en todos los sentidos, porque ninguno de estos equipos se ha utilizado en una guerra entre dos naciones industrialmente desarrolladas (…) es una prueba de batalla del mundo real», refiere la televisora, que cita una fuente especializada de la industria bélica occidental.
Sistemas avanzados incluidos en la “ayuda” militar que EE.UU. proporcionó a Ucrania, como el dron Switchblade 300 o un misil diseñado para apuntar a los radares enemigos, en el campo de batalla han resultado menos eficaces de lo previsto, según un estudio reciente de expertos británicos y un oficial de operaciones militares de la nación norteamericana con conocimiento del tema.
El lanzacohetes múltiple M142 Himars sí ha tenido un desempeño impresionante, según refiere la publicación.
De acuerdo al oficial de operaciones consultado por CNN, una lección que Washington debe aprender es la obsolescencia de la artillería remolcada, como el obús M777, por cuanto es más difícil de mover rápidamente para evitar el fuego de respuesta, y de ocultar en una guerra moderna liderada por drones ubicuos y sofisticados sistemas de vigilancia aérea.
El Gobierno ruso alerta con frecuencia que las entregas de armas occidentales a Kiev solo prolongan el conflicto y provocan víctimas civiles y la destrucción de infraestructuras civiles.
“Ayuda” militar
El pasado 6 de enero, EE.UU. anunció un nuevo paquete de “ayuda” a Ucrania por valor de más de 3.000 millones de dólares, siendo el mayor hasta la fecha para la nación europea.
Según la Casa Blanca, la ayuda provendrá de las reservas del Pentágono e incluirá 50 vehículos blindados Bradley, obuses autopropulsados, vehículos MRAP (protegidos contra emboscadas resistentes a las minas), 500 misiles de defensa aérea y otras armas y municiones.
Rusia lanzó la operación militar especial en Ucrania en febrero de 2022 en respuesta a la solicitud de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para que se les preste ayuda frente al genocidio por parte del régimen ucraniano dirigido por Volodímir Zelenski.
La Cancillería rusa declaró que los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) «están jugando con fuego» al suministrar armas a Kiev. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Occidente con esta dotación bélica disfrazada de “ayuda” militar no contribuye al sostenimiento de las negociaciones ruso-ucranianas y que esa actividad tendrá un efecto negativo.
