Alrededor de 2.000 asesinos en serie están sueltos y acechando a sus víctimas en Estados Unidos (EE.UU.), según consideró el reconocido criminalista norteamericano y cazador de criminales seriales, Paul Holes.
Holes duró cerca de 40 años para capturar en 2016 al “asesino de Golden State”, Joseph James DeAngelo, pero su triunfo sobre el anciano de 72 años lo llevó a entender que durante las cuatro décadas de cacería los sociópatas de su tipo se han multiplicado por todo el país.
En su libro ‘Unmasked: My Life Solving America’s Cold Cases’, publicado el pasado 26 de abril, revela que ha visto estadísticas sobre «unos 2.000 asesinos en serie operando en los Estados Unidos hoy en día», y aunque es una cifra aproximada está seguro de que es “absolutamente realista”.
Citado por el medio norteamericano The New York Post, Holes explicó que los asesinos actuales buscan a personas con problemas de drogas, prostitutas o sin hogares, porque son blancos fáciles que al desaparecer no dejan rastros o son muy difíciles de contactar.
“A menudo, estos depredadores se aprovechan de las personas cuyas vidas se han ido a pique, así que cuando desaparecen, nadie les presta atención. Los asesinos se esconden detrás de la crisis de los opioides”, detalló.
El crimialista advirtió que las victimas que consumen heroína, oxicodona y fentanilo brindan una “cortina de humo” a los asesinos, porque les permite matarlas con menos violencia de la que se necesitaría para asesinar a las que están plenamente conscientes. Además, el primer indicio de investigación para la policía será el problema de la adicción.
Asimismo, manifestó que los asesinos en serie ahora tratan de reducir al mínimo sus riesgos ante el avance de la tecnología y las técnicas de investigación desarrolladas en los últimos tiempos.
“En la década de 1970 había asesinos en serie entrando en las casas o recogiendo a viajeros. Pero a medida que la sociedad se adapta a las amenazas a la seguridad pública el depredador trata de minimizar los riesgos para sí mismo”, señaló.
