El pasado 17 de noviembre, un avión de combate F-35 del Gobierno británico se estrelló por razones desconocidas en el mar del Mediterráneo, cuando realizaba un vuelo de rutina.
Ante este hecho las autoridades británicas insistieron en aquel momento que “ninguna acción hostil”, estuvo involucrada en el accidente, por lo que se abrió una investigación centrada en problemas técnicos o errores humanos. El piloto fue rescatado ileso.
Entretanto, el portal ruso de aviación Avia.pro. ha informado esté sábado que un intento del F-35 por interceptar un avión de combate Sub-30 del Ejercito de Rusia provocó el accidente del avión de quinta generación británico entre las costas de Chipre y Egipto.
Explican que el caza F-35 probablemente estaba tratando de interceptar un avión de combate ruso que despegó de las bases aéreas rusas Hmeimim, en la provincia siria de Latakia, para controlar la situación en la región. Sin embargo, durante el vuelo y probablemente debido a un error cometido por la tripulación de portaviones británico o el piloto de F-35, surgió una falla técnica y el avión se estrelló.
“El piloto británico intento interceptar al Sukhoi Su-3 ruso, pero por alguna razón, el caza perdió el control repentinamente y se estrelló en el mar”, recalcó el medio ruso.
Británicos confirman versión rusa
Tales conclusiones fueron hechas por expertos después de que el Reino Unido enviara en junio pasado el portaviones británico HMS Queen Elizabeth, a la cabeza de otros tres barcos, cerca de las bases de Rusia en Siria, para enfrentarse en aviones militares rusos.
Además, el propio secretario británico de Defensa, Ben Wallace, confirmó indirectamente estos datos, afirmando que se hicieron un total de 30 intentos para interceptar aviones rusos cuando los barcos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), regresaban del océano Pacífico a Europa a través del mar Mediterráneo, agrego el informe.
Cabe señalar que las relaciones entre Rusia y el Occidente atraviesan un período de gran tensión, a tenor de una serie de cuestiones, incluidas la situación en Ucrania y la anexión de la estratégica península de Crimea a la Federación Rusa en 2014. De hecho, EE.UU. y sus aliados en la OTAN realizan actividades desestabilizadoras de manera activa y persistente cerca de las fronteras rusas, así como en el mar Mediterráneo, donde Rusia cuenta con bases militares en las costas de Siria.