La defensora de los Derechos Humanos y comunicadora digital, Camilla Fabri Saab, envió un mensaje a las mujeres víctimas de violencia en redes sociales, en el destacó que, desde hace dos años, es objeto de odio, discriminación y difamación, en la búsqueda de infundirle temor en la lucha que lidera por la liberación de su esposo, el diplomático venezolano Alex Saab, secuestrado por el Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.).
“Soy mujer, madre, esposa y lucho cada día por la verdad y la justicia”, señaló en una carta abierta publicada en las redes sociales, donde reflexionó sobre el miedo y el odio.
En la misiva, Fabri Saab indica que el mundo de hoy “nos sorprende con manifestaciones de odio que se creían superadas; cambiando sus formas y velocidad”, mientras lamentó que estas expresiones “ganan más y más fuerza”.
…seamos, crezcamos, participemos.
La verdad descompone al miedo.
El discurso de odio es violencia, no más violencia contra las mujeres. 💜— Camilla Fabri Saab (@CamillaFSaab) November 25, 2022
El odio alimenta los prejuicios
Durante su reflexión, la también designada como delegada del Gobierno venezolano en la mesa de diálogo entre el Ejecutivo y un sector de la oposición, alertó que “el odio encuentra nuevos trucos de lenguaje para esconderse de los ojos de las personas”. Además, enfatizó que “el discurso del odio juega un papel central. El lenguaje participa en la construcción y alimentación de los prejuicios».
En el escrito, que representa una protesta sobre la violencia contra la mujer, Camilla Fabri denunció que “el discurso de odio hacia las mujeres se expresa mayoritariamente en forma de cosificación, degradación y despersonalización (…) cuando quien odia se siente amenazado por lo diferente de sí mismo y quien ya es odiado, sufre una desvalorización y llega a su des-humanización”.
“El miedo»
La activista dirigió esta carta a las personas que, al igual que a ella, han intentado inocularles miedo, “a quienes creen en la solidaridad y que un mundo mejor es posible, a quienes dudan de expresar su pasión para no ser atacadas, a quienes quieren engañar los medios de comunicación hegemónicos, a quienes son desvalorizadas por perfectos desconocidos, a ustedes les digo, no se dejen”.
Finalizó la misiva, con un mensaje dirigido a las mujeres: “No nos dejemos, no callemos nuestra opinión, no dejemos de ocupar espacios, de progresar, de aprender, de estudiar, de discutir, de ejercer, de amar sin juicios. Seamos mujeres libres, estudiantes, ejecutivas, ingenieras, políticas, astronautas, madres, diseñadoras, futbolistas, artistas, abogadas (…) seamos, crezcamos, participemos”.