El cofundador de Microsoft y multimillonario filántropo, Bill Gates, figura mediáticamente como una de las personas más comprometidas en la lucha contra el cambio climático, sin embargo, hay evidencia de que sus actos contradicen lo que profesa.
A pesar de su dedicación a la sostenibilidad, Gates se encuentra en el centro de un debate sobre el uso de jets privados y su impacto ambiental.
El dilema surgió en una entrevista en Kenia con la BBC en la que se le preguntó sobre su elección de volar las aeronaves mientras promueve la reducción de las emisiones de carbono.
La respuesta de Gates fue franca y no tuvo vergüenza: «No soy parte del problema. Contribuyo financiando a Climeworks para llevar a cabo la captura directa de CO2 del aire, que compensa ampliamente la huella de carbono de mi familia. Además, invierto miles de millones de dólares en innovación climática».
Climeworks es una empresa que se dedica a purificar el aire al eliminar el CO2 de la atmósfera, una técnica destinada a compensar la contaminación generada por diversas actividades, incluidos los vuelos en jets privados, pero que ha demostrado ser ineficaz.
Gates no se detuvo y defendió su postura, argumentando que los jets son una herramienta necesaria para sus “esfuerzos filantrópicos” en todo el mundo.
«La innovación no se trata solo de emitir cheques para financiar ideas. El costo de abordar la crisis climática es mucho mayor de lo que cualquier individuo podría financiar», destacó.
Bill Gates, consciente de que el jet privado no es el medio de transporte más sostenible, y que el “fin justifica los medios”, dijo que Warren Buffett bautizó a mi avión como “El Indefendible”.
«Me siento cómodo con la idea de que, no sólo no soy parte del problema al pagar las compensaciones, sino también a través de los miles de millones que está gastando mi innovador grupo energético, soy parte de la solución», agregó.
