El Banco de Inglaterra tomó una decisión audaz en su última reunión al elevar sus tasas de interés por decimocuarta vez consecutiva, llegando al 5,25%, una medida que ha resultado infructuosa en los últimos meses.
El ajuste se produce en un intento por controlar la inflación, que continúa prolongando la crisis del costo de la vida en Reino Unido.
La inflación anual se mantiene cerca del 8%, una cifra significativamente más alta que la observada en la eurozona y Estados Unidos (EE.UU.).
La entidad señaló que esperan su disminución a corto plazo, atribuida principalmente a una reducción en los precios de energía, alimentos y bienes básicos.
No obstante, se prevé que la inflación de los precios de los servicios permanezca elevada.
La decisión del Banco de Inglaterra no pasó desapercibida en los mercados, ya que la libra experimentó una caída tras el anuncio. Los operadores especulan sobre si esta podría ser la última alza de tasas en el ciclo de ajuste actual.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, estableció como objetivo reducir la inflación al 5% para finales de 2023, antes de las elecciones generales del próximo año, en medio de la impopularidad de su partido.
El aumento de las tasas de interés de manera constante ha tenido repercusiones en los préstamos hipotecarios, generando preocupación en las familias. En respuesta, el ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, afirmó que el gobierno continuará brindando apoyo a los hogares para hacer frente a las facturas más altas.