La violencia política en Brasil se agudiza mientras se recorta la brecha para las elecciones presidenciales de octubre.
En menos de dos meses, los simpatizantes del candidato Luiz Inácio «Lula» Da Silva, favorito en las encuestas, han recibido dos atentados en medio de multitudes.
Sin contar el asesinato de Marcelo Arruda, miembro del Partido de los Trabajadores (PT), en el estado de Paraná, quien fue víctima de la intolerancia y del odio.
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Dos atentados en un mes en Brasil
Hace unos días, la policía de Río de Janeiro, Brasil, informó que un hombre fue detenido por lanzar contra la plaza Cinelandia una botella de plástico con un explosivo llena de excrementos que cayó cerca de una valla.
Aunque durante el incidente no hubo heridos, el acontecimiento sí elevó las alertas sobre la seguridad en la campaña electoral.
Esta semana fue capturado también empresario ruralista militante del presidente Jair Bolsonaro en Uberaba, estado de Minas Gerais, por utilizar un dron que lanzó agrotóxicos contra el público en un acto.
Lula arremetió contra el Gobierno de Bolsonaro, asegurando que es el propio mandatario que incentiva el odio y propone que la «población se arme, con parapoliciales».
«La política del prejuicio. Vamos a disputar esta agenda no civilizatoria que está en una tensión permanente», destacó.
Desde entonces el candidato izquierdista optó por el uso de chalecos antibala para eventos concurridos.
«No comentaremos cuestiones de seguridad del expresidente”, dijo a medios locales un portavoz oficial del expresidente, favorito a vencer en primera vuelta el próximo 2 de octubre.
