En lo que va del mes de octubre, han sido noticia varios «ataques» a renombradas obras de arte en museos europeos, ejecutados por activistas que desean llamar la atención sobre el cambio climático y el impacto de la explotación de hidrocarburos en el medio ambiente.
Se trata de acciones con gran impacto debido a su difusión viral en redes sociales y medios de comunicación, pero que a la vez plantean un dilema sobre cuán delgada es la línea que separa el ecoactivismo del vandalismo, y hace que muchos se pregunten ¿qué tienen que ver Van Gogh y Monet con la crisis ambiental?
Ataques continuados
Este lunes, activistas del grupo medioambientalista Just Stop Oil lanzaron dos pasteles contra el rostro de la figura de cera del rey Carlos III ubicada en el Museo Madame Tussauds de Londres, Reino Unido, para exigir que el Gobierno británico suspenda todas las licencias otorgadas para la producción de petróleo y gas.
La acción tiene lugar dos semanas antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27), que se celebrará en Egipto, y a la que el nuevo monarca, aparentemente, no pretende asistir ni pronunciar un discurso, «siguiendo el consejo de la ahora exprimera ministra Liz Truss», señala Just Stop Oil.
https://twitter.com/JustStop_Oil/status/1584491199771316225?s=20&t=2YGu4flNXpzryuxg6MqRPA
En la jornada anterior, activistas climáticos del grupo «Last Generación», lanzaron puré de papas contra un cuadro del artista impresionista francés Claude Monet perteneciente a la serie «Les Meules» (Los pájaros), ubicada en el Museo Barberini, en Potsdam, Alemania.
El pasado 14 de octubre, dos activistas de Just Stop Oil arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro «Los girasoles» del pintor holandés Vincent Van Gogh, exhibida en la Galería Nacional de Londres, la cual, a pesar de tener un vidrio protector, presentó daños en el marco.
Las manifestantes protestaban por la reactivación de las prácticas de extracción de gas a través de fracking, y fueron arrestados por daños criminales y allanamiento agravado.
Días antes, otros dos personas se habían pegado a un cuadro de Picasso en el museo de Melbourne, en ese caso, el cuadro estaba protegido.
We make this #Monet the stage and the public the audience.
If it takes a painting – with #MashedPotatoes or #TomatoSoup thrown at it – to make society remember that the fossil fuel course is killing us all:
Then we'll give you #MashedPotatoes on a painting! pic.twitter.com/HBeZL69QTZ
— Letzte Generation (@AufstandLastGen) October 23, 2022
Patrimonio en riesgo
Las opiniones sobre la eficacia y legitimidad de estas acciones están divididas entre quienes lo ven como una forma «novedosa» de llamar la atención sobre un problema real, y quienes lo consideran un atentado al patrimonio cultural universal.
El historiador español Grego Casanova, redactor de la sección de cultura para Vozpópuli, afirmó en su más reciente artículo que «los ecoactivistas van a terminar destrozando las Meninas, la Piedad, el Guernica o cualquier gran obra de arte de fácil acceso. No solo van a terminar destrozando o deteriorando algún tesoro de la humanidad, sino que también van a liquidar una de las principales reivindicaciones del siglo XXI».
Profético @GregoCasanova, que esta mañana ya intuía lo que acaba de ocurrir hace unas horas: https://t.co/ycg4XiGteO
— Víctor Lenore (@Lenore1789) October 23, 2022
«Es un riesgo inmenso para el patrimonio, que las obras de arte se conviertan en un objetivo de reivindicaciones. En los últimos actos de los activistas, sus protestas no se han limitado a tener a la obra de fondo, sino que su protesta se ha basado en atacar a la obra en cuestión», criticó Casanova.
https://twitter.com/RadioMadrid/status/1450379808060416003
«Me aventuro a pensar que la mayoría de las personas, incluso las concienciadas con la importancia de frenar el cambio climático, se preguntaron: ¿Qué tiene que ver Van Gogh con la crisis climática, la inflación y la pobreza energética?«, reflexionó.
El 28 de febrero de 1974, Tony Shafrazi, escribió sobre el Guernica "Kill lies all", con pintura roja. A pesar de su restauración, las macrofotografías muestran microresiduos rojizos prácticamente imperceptibles a simple vista.
Descubre + #RepensarGuernica https://t.co/PZVK4o6sDW pic.twitter.com/iJb4kTsLcn— Museo Reina Sofía (@museoreinasofia) February 28, 2021
«Van Gogh estaría orgulloso«
En la acera opuesta a Casanova se encuentra la artista plástica argentina Guillermina Grinbaum, quien se mostró a favor de acciones que «que reclamen sobre temáticas de importancia para la sociedad y el planeta», e incluso se pregunta «si los actos que pretenden dañar una obra de arte constituyen un hecho artístico».
Para Grinbaum, «son acciones más de efecto, de impacto, que de vandalismo y de daño efectivo de la obra. Podrían haber arrojado pintura, ácido, romper la tela, pero eligieron sopa de tomate. Tal vez Van Gogh, tan denostado en vida, se sentiría orgulloso de que lo hubieran elegido», dijo a Télam.
La artista se preguntó si hace siglo y medio alguien hubiese sentido preocupación por que se dañara alguna de las obras del holandés. Además, considera que «el llamado de atención que genera, al mismo tiempo, presentifica la valorización de la obra ‘supuestamente dañada’ y la pone en circulación de manera masiva, haciéndola llegar a segmentos que posiblemente nunca la hubieran conocido».
https://twitter.com/fuser_news_es/status/1584585089739935763?t=Yk7RHZDPJ6URya3taMpYww&s=19
Eficaz y provocadora
El director del Museo Nacional de Bellas Artes, Andrés Duprat consideró que la protesta frente a «Los Girasoles» de Van Gogh «fue eficaz en su concepción práctica, pero fallida en su concepción simbólica» al señalar como aciertos la elección del lugar y la obra, con lo cual «se garantizaron prensa mundial».
Finalmente, Juan Albin, docente de la Universidad de las Artes (UNA), aseveró que «la pregunta que provocaron en la sociedad es: por qué nos escandalizamos y consternamos hasta el punto de hacer intervenir a la policía y al poder judicial cuando se daña a una representación de la naturaleza, de los girasoles en este caso, y no así cuando todos los días asistimos a la explotación y a la devastación de nuestro planeta», cuestionó.