Este viernes se conmemora en Venezuela el 30 aniversario del Día de la Dignidad Nacional, en honor a la rebelión cívico-militar que encabezó en ese entonces el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, el 4 de febrero de 1992, contra las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, que arrastraban además las secuelas de tres décadas del puntofijismo.

Un “Por Ahora”, hizo resurgir la esperanza y cambiar por completo el rumbo político del país y la vida del pueblo venezolano para siempre, abriendo el camino de la democracia republicana al romper el control total del imperio norteamericano sobre Venezuela.

Ese día, los insurgentes, tras conocer que resultó frustrado el intento de la toma de Caracas, se rindieron en la voz de su líder, Hugo Chávez, quien ante los medios de comunicación expresó:

“Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital”, y ordenó a los que aún luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran, «para evitar mayor derramamiento de sangre”.

Las guarniciones del interior del país fueron recuperadas por las fuerzas leales al gobierno de Pérez, y Chávez y los oficiales rebeldes fueron encarcelados en el Cuartel San Carlos.

Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista de Venezuela, quien participó del levantamiento militar de ese 4 de febrero de 1992, durante su alocución en la sesión de la Asamblea Nacional en la cual se aprobó el Proyecto de Acuerdo en Conmemoración del Trigésimo Aniversario de la Rebelión, destacó que de no ser por aquella rebelión “hoy no existiría la paz en Venezuela”.

Recordó que esos militares aún siendo muy jóvenes, asumieron con hidalguía sus responsabilidades y estuvieron presos. A su juicio, las acciones de este grupo de rebeldes hizo renacer la fe y las fuerzas del poder popular, así como cambió la imagen de las Fuerzas Armadas, hasta ahora asociadas con la represión contra el pueblo.

Solo tres años atrás el pueblo había sido masacrado en los sucesos del 27 de febrero en el llamado Caracazo, por órdenes de Carlos Andrés Pérez, a través del llamado Plan Ávila, dando una suerte de carta blanca a los cuerpos de seguridad del estado y el Ejército para atropellar y masacrar al pueblo, para impedir y amordazar cualquier protesta. Las cifras oficiales de los caídos jamás fueron reveladas, estimados en más de 3 mil muertos.

«Quienes estábamos en filas militares no queríamos seguir cargando la ignominia de ser una guardia pretoriana de una clase política tan opresora y corrupta como criminal, nunca más nos iban a utilizar para ahogar en sangre el justo clamor popular“, manifestó el Comandante Chávez en una oportunidad.

La hazaña de esos jóvenes militares marcó la historia, porque significó la voz de un pueblo cansado de las imposiciones del neoliberalismo y el capitalismo.

“Hoy estaríamos saliendo de la cárcel, 30 años más tarde, pero hoy en Venezuela no existiría paz, la historia no debe alterarse”, dijo Cabello ante la AN, llamando la atención a los parlamentarios de la oposición y les espetó que ellos no estarían en los cargos que hoy ocupan de no haber sido por el 4 de febrero, encabezado por el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez.

Un toque de gracia

En palabras del Comandante Hugo Chávez, el 4 de febrero representó “la muerte de un régimen deslegitimado, pervertido y carcomido que ya no le prestaba ningún bien a Venezuela. Pero el cuatro de febrero al mismo tiempo, generó la fuerza que fue capaz de parir una nueva Patria… Ese día le dimos la estocada mortal al pacto de puntofijo y ahí está debatiéndose entre los muertos políticos de la historia y no van a volver”.

El presidente de la República, Nicolás Maduro, el jueves durante la inauguración del monumento por los 30 años del Día de la Dignidad en la Plaza de la Rebelión Antiimperialista, recordó que 4 F no fue un golpe de estado, sino una rebelión cívico-militar que despertó a un pueblo golpeado, cansado de la corrupción y medidas neoliberales del puntofijismo.

“No fue un golpe de estado porque no era organizado por el imperialismo ni las oligarquías, ni pretendía instaurar «una mafia militar. Esas acciones de los militares  patriotas del 4 de febrero representaron un grito de rebelión contra el intento de colonizar a Venezuela a través del Fondo Monetario Internacional (FMI)”.

Bien lo había definido el Comandante Chávez un 4 febrero en el año 2005, precisamente desde el Cuartel de la Montaña, donde fue apresado en 1992 y alentó al pueblo venezolano a no perder las esperanzas y seguir con la lucha. “Golpistas son los que se unen a la oligarquía para atropellar a su propio pueblo, golpistas son los que pretenden instalar en Venezuela una dictadura, o pretendieron instalarla; golpistas son y apátridas los que se arrodillan al imperialismo norteamericano. Nosotros somos antiimperialistas, revolucionarios, bolivarianos, y cada día somos más y lo somos en mayor profundidad”.

A pesar que los objetivos militares no fueron alcanzados, aquel chispazo fortaleció el rescate de la Dignidad Nacional y comenzó a desmontarse una democracia representativa que ignoró las necesidades de un país.

Al mismo tiempo nació una nueva esperanza llena de rebeldía para conquistar nuevos valores que con la construcción colectiva abonó el camino para la consolidación de un proyecto de Patria Socialista, con equidad y justicia social inspirada en los más profundos valores bolivarianos.